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11 de mayo de 2013

Cadenas para el alma


Eabani despertó confundido y azorado. Poco antes estaba en guerra contra su enemigo Gilgamesh, abrió los ojos al momento de un tajo fulminante. Miró a su alrededor y encontró a Sara, estaba a su lado decaída en un sueño profundo. La tomó por la espalda, sintió su piel negra cerca de él y la besó como si besara a la misma sombra de la noche. La anudó con sus brazos y juró que aún la amaba desaforadamente y que siempre la protegería a ella y sus tierras. Miró su propio cuello: sudaba sangre pero no manchaba, no se lo pudo explicar. Luego de mucho anhelar el cuerpo de Sara, sintió la necesidad de dormir. Cayeron sus párpados y el episodio que dejó inconcluso en su sueño terminó.

Antes de abrir los ojos, Sara sintió que su cuerpo era abrazado. Supo inmediatamente que ese abrazo no era sino de Eabani, tenía la extrañeza de apaciguar las cosas, de tersar la piel con su ultravoz; se entristeció, le pidió que la dejara, que renunciara al sortilegio conjurado tiempo atrás: entregar el alma a lo  más amado. La guerra ya había terminado hace muchos años, la cabeza de Eabani simbolizó el fin de la independencia mesopotámica nunca conseguida.

Sara giró su cuerpo hacia atrás y deshizo la nostalgia besando a su esposo, Gilgamesh.

Omar Tiscareño




2 de mayo de 2013

Buenas noches

No he podido dormir bien. Pienso en el pobre de Gerinaldo, ¿por qué Amaranta es así? Pero también ¿por qué Gerinaldo es así? ¿por qué son así?:

Durante cuatro años él le reiteró su amor, y ella encontró siempre la manera de rechazarlo sin herirlo, porque aunque no conseguía quererlo ya no podía vivir sin él. (Cien años de soledad)

Luego Espejo corona mi insipidez, por qué si lo amaba él no...:

ENCORE
Y, amor mío, nos dimos en la madre. Como éramos dos en vez de uno, hicimos más esfuerzo. (Love Story)

Y yo que no puedo dormir, por qué uno vive así:

MADRUGADA
Rápidas manos frías
Retiran una a una
Las vendas de la sombra
Abro los ojos
                     Todavía
Estoy vivo
                      En el centro
De una herida todavía fresca.
(Salamandra, O.Paz)