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25 de enero de 2016

Sin faltar el respeto a nuestros hábitos cotidianos

Cuando estoy solo bailo, bailo mucho. Nada en especial: solo muevo el cuerpo. Hago mucho el ridículo, qué bueno que nunca nadie me ve. 

Hace algunos días recordé que Verónica llora cuando está sola. Me entristece mucho porque sé que ella es una persona feliz. Creo que llora porque no puede ser siempre feliz.

Me gustaría acompañarnos cuando estemos solos: yo bailaría de la forma más patética que sé y ella no pararía de sollozar. 

18 de enero de 2016

Poco antes de dormir

Entonces, poco antes de dormir, en la última cuerda de mi conciencia, recordé a Laurita: Laurita y su andar ligero, Laurita y su mirada de desagrado, Laurita una niña común. Le regalé todas las palabras que me sabía en esos días: las que empezaban con ele principalmente, porque la ele me gustaba: Laura ligera, Laura limón, tu cara es como un limón. 

Laurita tenía los dientes chuecos y su boca no era fresca, pero era linda, Laura la linda, Laura ligera, Laura limón...