Así que agrietó su traje de astronauta, dibujó un circulo en su pecho con las piedras topacio que había encontrado. Quitó la parte externa con su mano izquierda y con la otra tomó un pedazo de su corazón (volvió a sellar su traje) y con ambas manos apuntó hacia el cielo de la luna y exprimió ese pedazo como otorgando al cosmos. Luego se deshizo su ofrenda en miles de trocitos color violeta que corrían a la superficie de la atmósfera, como una parvada de mariposas luminosas que se apresuraban a perseguir los restos de su nave. Después se formo un circulo de aire en su casco, en seguida un bucle de polvo sobre todo su cuerpo y culminó con un pequeño tornado de tierra en su perímetro siendo él el ojo de éste. De pronto todo cayó y se deshizo, como si hubiera terminado espontáneamente. Entonces el cosmonauta se arrodilló, inclinó su cabeza y echó los brazos hacia atrás, nadie pudo notar su tristeza y el cristal de su cabeza se oscureció aún más de lo normal, hasta las piedras topacio lucieron tristes.
Y es el primer intento de recuperar su nave, no funcionó con el corazón.