I
Míranos, mi bien,
tan lejos y tan burlados;
el nidal se incendia,
la crisálida muere,
las puertas son pozos
y te amo,
¿qué hacer?
Nos miro en la lejanía:
somos sus espejismos,
su efigie redoblada.
Míranos, mi bien,
están volando mientras nosotros
nos arraigamos
a los dolores viejos.
II
Mírame, mi bien,
tan sólo mírame un poco.
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