Pero yo no, yo soy de otra forma. Yo soy de los que pierden las oportunidades porque alguien más supo hacer mejor las cosas. Entonces llego a casa, prendo el televisor y no lo miro, desayuno lo que no me gusta y el resto del día lo pierdo mirando al techo, tratando de encontrarle nuevas formas. Luego esa noche, la de todas las noches, me trepa y me noquea; yo, como derribado por un gancho descendente, me levanto y me digo "pero oye, yo aprecio mucho tu trabajo y además lo admiro, es en serio, lo admiro y lo valoro y deseo que sigas haciéndolo porque espero mucho de ti y no quiero que sigas pensando así, ¿está bien?" y después, cuando cierro los ojos y se supone que ya estoy dormido, me pregunto si me habré engañado.