Se acerca la hora de emitir un juicio ¿Qué dirá? ¿Qué es eso que lo salvará? Nada.
El joven se detiene; detrás están algunos que lo observan. Las miradas se le acumulan en la nuca -una deseara tener la contundencia férrea para desplomarlo de un golpe-. ¿Qué va a decir? ¿Lo correcto, lo honorable; una apología, un verso? Nada.
¿Qué dirías tú, Coetzee? ¿Qué habrías hecho tú, Eliot? O tú, Paz, dinos de una vez. Porque no me queda claro qué hacen los hombres intachables.
El joven se cuestiona si pesa más la culpa o el rencor, y luego de dilucidar un rato, concluye que sí: es hermoso el gorjeo de los pájaros al alba.