Recuerdo las mañanas colmadas de un aire cálido, del tacto rosa que se dejaba caer como hojas de jacaranda; su abdomen horizontal; mis ojos habituados a los suyos, al diario desgaste de la compañía.
-¿qué escuchas?
-un pájaro, las hojas de este, ese y ese árbol, la gente, otro pájaro, una música lejana.
El movimiento tranquilo de nuestros labios que se agazapan, de peces que hierven en el viento.