29 de enero
Pienso en todas las maneras en que podría hacerle daño, todo siempre puede salir muy mal. Ella usa algunas palabras y me cambia el color de la cara, hace que se me olviden las cosas que deberían importar, me hace creer que soy joven y ella también. ¿Con qué preocupación uno desliza la boca como desliza un hacha?
Al tocarla, su vientre se abriría en canal y ella gritaría flechas al aire. Siento todo el dolor que he provocado.
Sus ojos son de fuego y su corazón es de agua, entre su líquido me siento tibio. Es cómodo vivir sin pensar
pero yo pienso
y pienso
y pienso.
Pienso en todas las maneras en que podría hacerme daño. Ella duerme al lado de él, mientras que yo duermo desnudo y solo, y al despertar preparo una mesa solo para mí y desayuno sin hacer ruido, a nadie le pregunto si durmió bien o si soñó algo bonito. Y como no evito pensar y pensar y pensar que tal vez ella hizo el amor con él, me permito decir que ojalá haya pensado un poco en mí, y si no, está bien,
y si no, está bien.
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23 de febrero
Me hace daño hasta lo que no me como. He estado pensando con más tranquilidad sobre lo que me pasa, trato de ser un poco más sobrio y quitarle metáforas a mi vida; no sé, distinguir entre lo que me gusta escribir y entre lo que me gusta padecer.
Me gusta que cuando escribo lo hago a flor de piel, pero tampoco me gusta creer que lo que me digo es cierto. Poco a poco me estoy pacificando.
Sobre el tema: es una lástima. Yo no puedo hacer ni hacerme daño así. Aún pienso en ríos tan puros y limpios que dejan entre ver a sus peces.