Es una enorme responsabilidad ser uno solo:
hay que cuidarse a uno mismo,
hay que evitarse a uno mismo;
comer sin hacer ruido,
hacer eco con la risa,
dormir sin dar las buenas noches,
curarse en las enfermedades,
llorar mientras se lavan los platos.
Sentirse soportado en esos momentos
camino al trabajo, en que te detienes y te dices:
¿Cerré la puerta?
Sí, sí la cerraste.
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