...él moría
se moría
y se moría. A ella le rasguñaban por dentro,
el agua le estiraba los párpados,
el Ganges le lamía la cara.
Ella, ofuscada, no entendía que ya no podía morir más,
que ya no podía morir más,
que ya no podía morir más, ya no más,
pues ya estaba muerto
lo enterraban.
Omar Tiscareño 11