Quiero pensar que no empiezan así las tragedias; que no hace falta la austeridad para unir a las familias.
Poco a poco se va perdiendo la providencia: se acaban los buenos negocios, se venden los carros y los inmuebles. ¿Pronto nos pagaremos la frase "todo salió bien"?
Nos abrazamos. Somos un gran árbol de fuertes arterias.