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4 de diciembre de 2021

Sobre la incredulidad

18 de abril

Hay mujeres que han perdonado a sus violadores.
Y aunque las he visto y escuchado decir lo que dicen,
no creo que existan.

Imagino a los hombres doblados delante de ellas,
dicen algunas palabras que obligan la genuflexión
y pasan noches enteras con llantos guturales
hasta que su clamo consigue el perdón

Imagino a los hombres e imagino las violaciones

Soy una persona capaz de imaginar muchas cosas,
aunque de facto reconozca que no existan,
aunque no las desee. 

Ayer leí a una mujer que perdonó a su violador.
Se casó con él.
Tuvieron dos hijas.
Ya no la volvió a violar,
Ni a ella, ni a sus hijas. 

A ninguna de ellas, jamás
las volvió a someter, 
a penetrar por la fuerza,
con aliento alcohólico, 
entre golpes y gritos. 

Alta redención.
Jamás me habría imaginado un caso como este.

Yo no sé del dolor de las mujeres violadas, 
aunque lo imagino, pero imagino que lo hago mal. 

Este caso me parece tan incierto,
tan incorrecto. 

Hay veces en que es al revés,
que la realidad intenta imitar al arte.
Y eso, aunque sea posible, tampoco creo que exista.