11 de abril
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Sé que tengo el derecho de amar a Husrev como yo quiero. Es lo justo. Yo lo sé, lo sé: por encima de las normas otomanas, esta la gracia de mi hermoso Único, pero creo que su letra no empata con el amor que nos profesa.
Alif: quiero algo, pero ni siquiera se me permite que lo desee. Esto no hace negar mis deseos, pero los ensucia. Es como si quisiera sin querer lo que quiero.
Bä: se me calumnia por lo que deseo. La pureza tampoco es propia y en sueños se constatan; sin embargo, tampoco puedo mencionar mis sueños porque se me vaticina lo peor y eso es lo que me estresa: que siempre me pertenece la mayor parte del mal.
Yïm: quiero algo, pero tampoco estoy segura de lo que deseo. Enseguida interpretan mis sueños y mis movimientos y me manipulan a la manera de su agrado: necesitas este esposo o necesitas este otro, tener hijos y una casa bonita. No saben lo que deseo o lo que necesito.
Me piden que revele mis sueños y mis deseos. Río: se piensa incluso que son míos, que me pertenecen solo porque vienen de mí. Desde hace tiempo que no me tomo tan enserio estas cosas.
Sé que tengo el derecho de amar como yo quiero, como lo necesito. Decidir sobre mí, por encima de los mandatos del Imperio del Mundo.
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