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27 de abril de 2017

árbol de puntas doradas

Tengo una nueva mascota: un bonsái junípero de puntas doradas. Debo aprender a podarlo y decidir la ruta de su tronco pues, sabrás, hay estilos de bonsái según la inclinación de su tronco: si es vertical o pretende horizontalidad, si ascienden su ramaje o si desciende -ya te imaginarás las analogías que surgen para aplicar a la vida-.

Pretenderé el estilo Moyogoi, busca crecer hacia arriba pero su tronco principal es sinuoso, no se sabe bien la dirección de su desarrollo, solo asciende.


23 de abril de 2017

Refugio

Lo ha pensado una docena de veces y, por más que lo repiensa, cree que sí, que definitivamente lo mejor para él es estar zambullido en el agua. Ni siquiera el mar, ni siquiera nadar. Le basta sentir esa falsa levitación de su cuerpo en el agua, algo que a muchas personas les apabulla, pero que a él le encanta: la sensación de que el agua domina sobre los cuerpos.
Por eso guarda para sí, como un excelentísimo tesoro, dos o tres experiencias que lo fulminan de satisfacción cuando las recuerda, pero que jamás será como lo ya vivido, para nada.
Conoció la satisfacción de nadar demasiado tarde, apenas adulto, cuando se sumergió en un río de nada. El agua era tan pura que que se podían ver los peces bailar a la distancia como lagartijas que montaban al viento. Recuerda que se adentró a ese río y poco a poco olvidó la gravidez de su cuerpo, joven astronauta en una luna húmeda-húmeda.
Lo mejor es estar en el agua, piensa de nuevo, necio a repetir las afirmaciones.
Sin pretender nada, la vida lo apremió con una nueva experiencia tiempo después. Le aconteció que visitó una cueva de agua en donde el líquido era tan puro como tan oscura la cavidad. La ecolocación de los murciélagos al fondo chillaban de vez en vez. Nadar en la profunda oscuridad le resulto gratificante. A veces, en el mejor de sus sueños, replica la sensación de la completa pérdida del peso corporal.
Y es que guarda con gran satisfacción sus recuerdos, los usa cada que puede. Lo recuerda tan bien: sujeto de la mano de una mujer clara, braceó y pataleó a contra corriente de un río hasta llegar al pie de una cascada. Si el agua es un refugio, un hogar, en ese momento lo descubrió.
Nada mejor para él, dice para sí.