🚗 _ 🚓🚓

20 de noviembre de 2013

Tres cosas de la semana que inventé

UNO

Liliana me preguntó que si tenía pareja, a la vez me sonreía. Le dije que no, me tomó tiempo contestar.

Y Liliana es bella y simpática, no sé por qué no lo había notado. Ernesto me lo refirió saliendo de clases. Te observa, Aurelio, está atenta a lo que haces, te sigue con unos ojos que te envuelven e intentan tirar de ti hasta lo sorprendente.

Recordé otro nombre, un nombre un poco menos mencionado. Pensándolo bien, Liliana no es tan bella ni tan simpática.

UNO PUNTO CINCO

Gris, pero un gris turbio, aseverado y excesivamente ennegrecido como para ser solamente cielo; se amenazaba con lluvia: el cielo era gris y yo debajo lo contemplaba y me sugestionaba y me hacía sentir tan cielo, tan mínimas agonías y tan desecho en soplos fríos y llanitos.

Por otro lado me cobijaba tu mirada. Ese frío en las costillas que se produce con tus labios ha de ser la misma sensación que padece el mar cuando se arrebata. Quisiera encerrarte en un beso y nombrarte, decir tu nombre, poseer en mi boca el sonido de lo que te refiere. Qué poco es tu nombre para lo que eres. Yo quisiera encerrarte en un beso y nombrarte.

Qué mal cielo no encierra, nos deja abyectos.

Es tan turbio, tan aseverado y tan excesivamente ennegrecido lo que llevo dentro. Quisiera que me encerraras en un beso y que me nombraras, pero quizá —quisiera así querer— pero quizá no quepo en tus labios.

UNO PUNTO SIETE

Y ella tiene esa obsesión estúpida de creerlo posible. Me reinventa en lo desecho y me reconstruye a través de la pedacería.

"Ahora serás un haz de luz que atraviesa una noche irrompible", pero yo no lo quiero. "Ahora serás el agua que emerge de entre  la tierra y que se abre pasos en pequeños caudales hacia mi boca", pero yo no lo quiero. "Ahora escúchame, debe ser así o te condenarás a estar arraigado a los dolores viejos que tan equívoca tu mano siniestra ha sostenido por tanto tiempo" Qué así sea, mujer, óyelo. He bebido de su jugo y sé que entre su carne se esconde el Maná. Ella es del agua y yo nado a través de sus ductos, al salir de ella siento frío, y siento un miedo terrible, un miedo terrible siento de poder dejarla o dejarme si ella.

13 de noviembre de 2013

Ene erre dá


Hola, blog, cómo vas? a veces te me distancias mucho (no-cierto, te escribo taanto y taaanto en los borradores).

ESCRIBO:
(sueño y beso)

He estado pensando mucho en los raudales de tu boca, en esos leves duelos de los labios. Ahora son apenas bofetadas de agua salada. "Apenas" cuando antes lo inundábamos todo y nos ahogábamos en una agonía que no iba a cesar. Y recuerdo inmensamente las mujeres que has sido, recuerdo el sueño viejo.

sueño viejo: dos aves, quizá metálicas, su chasquido de cuando se erguían me recordaba a nuestras bocas en su tenue juego de rozar y mojar; tú y yo, piscis azorado por la garra de un león, y un colmillo que se clava, bajo el agua turbia, sobre un cuero lastimado por el filo de su lengua . Tú y yo bajo los haces del fuego, sobre una ciudad mojada ¿lo recuerdas? éramos tú y yo, viéndonos y viendo la ciudad. 

dos aves, poderosas por su liviandad metálica, las veíamos desde lo lejos, sus envergaduras eclipsaban al sol. Tú y yo, como coronados por la insipidez, las veíamos, reñían entre sí, se punzaban el pecho. Las aves, con su eco férreo, se desplomaron y tú y yo queríamos llorar porque las aves eran tan nuestras, recuerdo que nos abrazamos, y en el abrazo nos picoteamos los cuerpos. Las aves eran tan nuestras y tan nosotros.

dos aves, vencidas por el abrazo que no se supo dar cayeron con el corazón de frente. Una cayó en agua, la otra en tierra. Luego nos miramos: tú tan brisa, yo tan polvo. Recuerdo escucharte llorar.


Tiempo después, no sé en qué páramo difuso de la ensoñación, te encontré recogiendo los vestigios de lo que somos. Estamos hecho para deshacernos, para unirnos en el desplome, para reconocernos de memoria en esa parte de carne que hay frente a los dientes.

Está bien, son pequeños sorbitos de agua. ¿Y qué? así se bebe el té, así se catan los buenos vinos. Uno va por el mundo inhalando en pequeñas porciones las corrientes de aire. Nadie se queja.