🚗 _ 🚓🚓

27 de diciembre de 2016

Los hijos

La otra vez pensé en que ella, eventualmente, saldrá con otro chico con el que tampoco se sentirá cómoda al tomarlo de la mano. O que tal vez sí. O que tal vez ella quiera tomarlo de la mano porque le gusta su piel y aunque se quiera aguantar las ganas y se guarde los puños en los bolsillos, quiere tocarle la mano y sobar su piel, quizá porque serán como la seda; rosas, además.

Pensé en que ella, lo quiera o no, se enamorará de alguien -un buen tipo, buen mozo, un wey cualquiera con el que se sabe adaptar- y luego de tiempo decidirán vivir juntos. Aquí o en otra ciudad, da igual. Y se multiplicarán -¡qué imprudentes!-. Habrá Migueles y Mateos, a saber qué más, cuántos más. Me invitará a su casa porque el tiempo pasa y aún nos somos importantes. Le presentaré a Mónica -la niña que adoptaré  y amaré en ese entonces- y le explicaré que se llama así por no llamarse como ella "para no cometer el torpe error de nombrarte en lo que amo".

Nada serio, pero la otra vez pensé en mi vida futura sin ella. Todo bien, era un simulacro: practiqué la nostalgia y la tristeza, luego la indiferencia. Pero a ti, Mónica, cómo te explicaré por qué no te llamas como ella.


25 de diciembre de 2016

Los primeros días

La Madre y yo hicimos nuestra cena de navidad hoy en la mañana, en una cadena de comida chatarra.

Ahí, nuestra comunidad es de las familias solas: los huérfanos de esposas, madres cuarentonas que enviudaron de su hijo menor. 

La Madre y yo masticamos la comida, hay mucha hambre.

Y nos miramos: ella ya casi senil, yo a punto de dejar la casa. Qué pronto va a suceder eso de dejarnos solos.

13 de diciembre de 2016

Dos cosas:


Visita al médico 

-¿Usted duerme sobre algo?- me preguntó el médico y no menoscabo su interrogante. Las preguntas precisas pueden develar hasta lo más insospechado, una pregunta más directa pudo ser: ¿usted es de las personas que levitan cuando duermen? y tampoco me hubiera sorprendido. Estar siempre preparado para lo fantástico nos mantiene con mejor vida.

-Sí, en una vieja cama de resortes desalineados- le contesté.

Torció los labios y la ilusión de un suceso anómalo se le salió por la boca en un golpe de aire. Otro triste caso de dolor lumbar.



Pienso en que nadie de los que leen mi blog le escribirán mensajes de odio a Arely, todos son sólo amigos, personas muy próximas a mí y no son personas que harían eso, además yo no lo motivaría. Las cosas están sucediendo diferente para los dos y seguramente algo no estaré platicando yo que hace la gran diferencia -al enterarme, reflexionaré sobre eso-.

Cada publicación, si es muy leída, tiene a lo mucho diez visitas, tres o cuatro soy yo mismo desde otros dispositivos. Las personas que caen aquí son por curiosidad, más que para enterarse de algo. La mayoría pasa, atisba y no vuelve. Casi que tengo ubicados quienes me visitan con frecuencia.

De alguna manera escribo lo que no me animo a platicarles.

4 de diciembre de 2016

Entre las planas 3 y 6

Yo no sé de música ni nada de eso, sólo escucho y trato de explicarme por qué me gusta lo que reproduzco y reproduzco. Estoy fascinado con Neat beats. Creo que los buenos DJ's no mezclan música, sino que suman sonidos para hacer música -inclusive si los sonidos son mínimos, como en Portishead o lo últimos discos "instrumentales" de los Beastie Boys-. Neat Beats suma voces, despegues, instrumentos, hojas y etcétera. El plus es que los nombres de las canciones son llamativos: Science is my girlfriend, This Machine destroys everything.

El Metro -así le apodó mi papá al de la tienda- está envejeciendo. En la barba se le ven hilitos blancos y ya casi no se arregla como antes, ya no se merece el apodo. Si mi padre lo viera, ahora le diría el Hippie. Le gusta ponerle apodos simplones a la gente que apenas conoce; simplones, pero me hacían reír un poco: "Te habla la Sexivecina", o "¿Va a venir el Ayfrancis?", ese apodo no se va a entender, hacía la voz afeminada y se amaneraba para imitar a mi amigo de la secundaria -hace años lo vi con su pareja, se veían bien los dos-, una vez Ayfrancis y yo íbamos a cruzar Tercer Anillo, me atravesé rápido y no me fijé, entonces él gritó y me tomó de la mano, me regresó al camellón y se asustó tanto que no me soltó de la mano hasta cruzar, a Pablo ya se le olvidó hacerme burla de eso.

"Fulano está dispuesto a comparecer", nos da risa que se nos haya ido eso en el periódico. Aldán nos mira de lado y nos indica que lo cambiemos con su vozarrón de un volcán que se contiene -cuando bromea, me da más risa que su voz, que bien podría ser la de un dictador, se tenga que suavizar-. ...Que cuando entonces el Trife dice "tienes que comparecer" a huevo vas a comparecer tengas o no tengas disposición, por lo tanto se solapa a Fulano y comparecer se vuelve algo más como buena onda de su parte.

-Jefe, ya lo pensé bien y... estoy dispuesto a venir a trabajar mañana.
-Pero tienes que venir todos los lunes...
-Sí-sí, y estoy dispuesto a hacerlo

Esta máquina destruye CUALQUIER COSA (así, pero en inglés, se llama un video que muestra cómo opera una máquina de cuchillas -en el video, algunos sujetos como que juegan a aventar muchas cosas a las cuchillas para sorprenderse, igual que en un capítulo de Malcom-). Bueno, pues esa máquina que destruye cualquier cosa, le destruyó el brazo a mi papá. Creo que el izquierdo, no lo recuerdo muy bien. Ahora que lo pienso, mi papá es casi un Cyborg, para recomponerle el brazo usaron mucho metal; si palpas el largo hueso anterior a la muñeca -¡ay, no estudié Anatomía y no sé de huesos!- se siente la frialdad y la dureza de sus placas. También tiene muchos tornillos que le levantan un poco la piel -usaron piel de su nalga para cubrirle su potente brazo. Cuando pasas por los detectores de metal, papá, ¿haces sonar los aparatos? Fue su brazo izquierdo, ya recordé: se truncó su carrera de guitarrista de hardrock porque ya no puede trastear. Se me ocurre que Pablo le eche burla y le diga: papá, tú siempre has tocado con las nalgas.
Supongo que un día el Metro se dispuso a envejecer, las canas sólo fueron casualidad. Francisco se dispuso se homosexual y ser feliz. ¿A veces nos disponemos a llorar? ¿Nos disponemos a enfermarnos de algo que no se quite? Nos disponemos de cuerpo completo a hacer lo que tenemos que hacer. Ay, Pablo, en vez de versos me salen malos chistes: no hagas nada con todo el corazón. Llévatela leve, a Ritmos Limpios: bit-bits, bit-bits *emulo un corazón*. Ya encontraré como burlarme de ti, con ese amor burlesco.

30 de noviembre de 2016

Hoy recordé dos cosas inconexas

I
Ella también cayó así -dije a quien venía caminando a mi lado- iba igual leyendo, me platicó. Dice que se descuidó porque un poema la había conmovido o algo así y no pudo dejar de leer aunque estuviera caminando; entonces dio un mal paso, luego otro, me imagino que no pudo mantener la verticalidad y cayó por un hueco. Le dije "¡qué tonta eres!" cuando me platicó, llegó a casa con la ropa enlodada, dice que era un hoyo y que había tierra; allá donde vivíamos casi siempre estaba húmedo y la tierra se dejaba encharcar así nomás. Llegó a casa con los zapatos y la ropa enlodada, eres muy boba, apenas y conocemos esta calle.

Ella también cayó así como tú -dije a quien venía conmigo, luego le platiqué sin siquiera saber si le importaba o si sabía de quién hablaba.

II

A ella la habían tragado las sombras y la habían desarropado. Yo miraba a otro lado y hacía como que no quería ver. Escuchaba su ropa desprenderse como si se desgajara.

Nos recostamos y yo hacía como que no quería pensar en nada.

Tan quietos y sin decir nada, percibí la mecánica del mundo y su masiva lentitud.

Le pregunté que si podía abrazarla y ella dijo que sí.

Así, en el nudo y duermevela, recuerdo no saber a qué me asía, y aunque tenía su cuerpo cerca de mí, desconocía su forma. Era agradable estrechar algo sin contornos y sin lineas que la contuvieran, constituido sólo de energía.

20 de noviembre de 2016

Hablando de lo mismo

Ella y yo conversamos,
nuestras voces se adhieren
y se diluyen entre las demás.

Tanta gente hablando de lo mismo,
es un milagro que apenas
podamos entendernos.

Hay demasiado ruido en este mundo

16 de noviembre de 2016

Fuera, a los lados

Afuera campea el invierno, Mónica. Los haces del sol caen falsos sobre la tierra sin calentarnos y la brisa, que es más agua que viento, pasa encima de las cosas como persiguiendo no sé qué.

Yo voy pisoteando las hiervas viejas que salen en el baldío fuera de tu casa; ¿sabes? estoy merodeando por aquí, espero que en algún momento salgas, te salude y diga "mira, qué coincidencia". ¿Saldrás, Mónica? Sal. Yo preparo el té para el frío.

9 de noviembre de 2016

Tú eres el padre

Ay, Jaime, te convertiste en tu padre. Mira, atiendes tus responsabilidades con el mismo entusiasmo con el que sobrevives los días.

Ay, Jaime, si desapareces de nuevo y no te encuentra tu esposa y tu hija, también te buscarán tus hermanos y hermana, tu madre, tus suegros; si no te encuentran, tendremos que buscar tus amigos, tus primos, tus compañeros de trabajo; si estás muy desaparecido, Jaime, tendrán que buscarte tus amantes, tus compañeros del vicio, las personas que te venden el alcohol y las drogas, Jaime; nos da miedo que no te encontremos y que tengamos que pedir ayuda a las personas que golpeaste y a las que te golpearon mientras tomabas, a las mujeres que acosaste, a las personas que robaste; nos preocupas tanto, Jaime, porque de ser necesario tendremos que pedir tu cuerpo a las personas que te maten.

Somos tan escandalosos. Siempre vuelves porque nadie como tú para encontrarte. ¿Qué haces, Jaime? ¿te sacudes el pelo y la nariz, te lavas el sexo, registras las monedas que te quedan para apartar lo del camión, y sólo eso basta para volver a casa? Mira, ¡qué fácil es!, y tu nena tan exagerada que aprende a decir tu nombre para que vuelvas.

Ay, Jaime, yo te comprendo: así son los tiempos, así somos los hombres y esto es lo que hacemos. Para qué ha de querer Luz -que más que ser Luz es tu esposa, tu mujer, ergo te pertenece, es tuya-, para qué ha de querer saber lo que haces mientras no estás. Golpéala otra vez si te pregunta de nuevo, golpéala hasta que sangre y luego hasta que llore lo necesario para que limpie el desastre que provoca con sus preguntas. Para qué ha de querer saber la verdad, como si nadie antes le hubiera notificado, le hubiera hecho saber que la verdad nunca ha servido para nada.

Jaime: te convertiste en tu padre. La próxima vez que lo veas, perdónalo y dile que ahora lo comprendes.

30 de octubre de 2016

Apuntes sobre los detestables

He decidido ponerle nombres a los detestables de mi cuarto. No creerás, la persona que sabe dice que soy yo mismo; es en serio, lo dijo, esa estupidez no se me ocurriría a mí. Tan seguro estoy de que son otros que cuando los nombro, vienen.

Nefissto, Sutilam, Atha-Ilá, Atha-Ilá

Cuando los nombro vienen.

II
Atha-Ilá duerme conmigo en el lado izquierdo de la cama. Sutilam nos mira con furia desde el marco de la puerta del cuarto. Tiene prohibido entrar desde que mató a Nefissto.

"Está bien", dije cuando observé el cadaver; era el más torpe, el más callado y retraído, me desesperaba estar con él: "Nefissto, Nefissto, te estoy hablado", le decía antes de salir de casa, "Nefissto, maldita sea, eres un imbécil, escucha, te encargo las luces de mi cuarto, apágalas una por una sin romper las bombillas, ¿entendiste?, es importante"; volví a casa: las bombillas rotas, la sangre coagulada en el hocico de Sutilam, que me mira de lado, entre asustado y orgulloso. "Está bien", repetí, "pero no entras al cuarto".

Atha-Ilá me cubre con su cuerpo, su pelaje es terso. Centelleo a su lado. "Yo te cuidaré", le digo. Sutilam nos mira furiso con un pie en el marco de la puerta.

III

Dice la persona que sabe de esto que tú también eres yo mismo, me habla de los estados del yo, del desdoblamiento y otras supercherías, ¿creerás? Me cansé de explicarle que eso no es posible.

Yo nací a partir de tu mirada, las evidencias: poseo tu lenguaje y tu misma cultura, mi independencia me trajo a ti para ser tu objeto y desobedecerte, porque así riges el mundo.

Cuando me nombras, voy.

IV
Atha-Ilá me hace yacer en el suelo. Recarga sus ojos sobre mí: con dos me ve, con tres me ata. Bajo el maleficio -mis ojos cerrados, la boca torcida- siento un pinchazo en la frente y una luz debajo de los párpados se proyecta como en celuloide. Escucho la voz lejana y espectral de Nefissto.

-No hay tiempo para esto -le digo a Atha- es hora del trabajo.

A veces, cuando no jugamos a esto, Atha-Ilá se esconde y yo la busco entre los huecos de la casa.

V
Que Yo soy Nosotros; que Nosotros somos los Otros; y que nos integro bajo un tejido, todos contenidos.

Como los gajos: que somos una parte y un entero a la vez. Me explica.

3 de octubre de 2016

30 de septiembre de 2016

Otro sueño: de alguna manera todo fue posible. Entonces estamos en su habitación, es un último piso, tiene un enorme balcón y muchas flores. Algunas de ellas tienen espinas. Vemos algunas películas, platicamos sobre tantas cosas, nos hacemos reír. La abrazo y respiro su cabello en ocasiones, pero luego la dejo por si se llega a incomodar. Ahh, las cosas son exactas: la distancia de nuestros cuerpos, los colores de su habitación, las vértices y las cuerdas de su cabello ondulado. Su voz es exacta. De alguna manera, todo fue posible.


Al respecto, no sé qué decir.

Se esconden

Tengo un sueño al que recurro cuando duermo con ansiedad -dormir con ansiedad: como si tal-.

Por lo regular, sueño que estoy trabajando con René, en el merendero San Marcos. Es temporada de Feria, hay trabajo excesivo. El sueño se presenta más bien como un recuerdo de cuando era un adolescente: soy el mesero más joven, el más torpe: no puedo cargar los portaviones con trece-catorce-quince caldos y tengo que hacer dos viajes hacia cocina, pierdo tiempo; no puedo cargar en una sola charola las botellas, los seis vasos, seis refrescos y los hielos, tengo que dar doble vuelta; no puedo recordar más de dos órdenes sin poder anotar: en la mesa 17 es eso, en la mesa 18 es esto y esto, en la 19 es esto y esto de esta manera con esto, debo detenerme a anotarlo todo, pierdo tiempo. Tengo prisa y no puedo correr; debo caminar rápido pero el lugar está congestionado, las personas me insisten, se están enfadando conmigo porque no tienen lo que me piden, porque lo que traje está a medias o porque se los traje mal. René inquisidor me presiona con su dedo ocular.

-René, me equivoqué en esto...- le digo, con su mirada y su desprecio me lo hace pagar caro.

En el sueño, que para nada dista de la realidad de esos años, estoy al borde de reventar. Carajo, estoy por todas partes haciendo tantas cosas y no cubro ni la mitad de lo que debería. Sueño que no puedo, no puedo, se me caen las cosas, René me mira, las personas se van sin pagarme, me faltó cobrar algo y lo tendré que pagar yo, me insisten en que lo que traje no era lo que pidieron, me tocó atender al importantísimo señor No Sé Quién y se está quejando, me robaron mi propina. No puedo.

Ayer lo soñé diferente. Ahora soy un adulto, estoy más preparado para atender a las personas -paréntesis: una vez paseaba con RosaLyn justo frente a ese merendero, me encontré a viejos amigos y nos entusiasmamos de vernos, me dijeron que había cambiado mucho, a RosaLyn le compartieron que cuando trabajaba ahí hasta tartamudeaba, lo dijeron como broma, pero en serio lo hacía, muchas personas me asustaban-.

En este último sueño soy un experto servil: tengo las cosas preparadas desde antes de que me las pidan; puedo cargar la charola de bar con una sola mano, alzarla hasta por encima de las cabezas con la yema de solo tres dedos y nada se me derrama; lo retengo todo, sé incluso qué están tomando cada uno de mis clientes, como lo toma, con qué, cada cuándo, soy el archilector de su consumo; René me pide que apoye a mis menores, que los instruya, me muestra su puño para que lo choque con el mío y pactemos una complicidad vasallesca. El trabajo es tan simple que lo hago con cada vez más calma, con exactitud felina.

Sin darme cuenta, poco a poco las personas están desapareciendo. Yo no me doy cuenta porque soy una maquinaria perfecta de la obediencia. Sirvo a un hombre, doy la vuelta y esa persona desaparece. Al poco tiempo, tengo que entregar una bebida y al mirar el comedor, descubro que es inmensamente amplio y que está vacío, ni siquiera están mis compañeros de trabajo, ni René ni nadie. Tengo una copa en la mano y no la he servido. La desesperación vuelve desde mi estómago y me constriñe. Sujeto la copa con tanta fuerza que está a punto de reventar.

7 de septiembre de 2016

breve ilusion

La ilusión se me presentó en el trabajo, en Internet, cuando encontré una ventana cerrada.

Se me presentó como Mónica, una joven vecina que se desnudaba en la casa de enfrente y no cerraba las cortinas para que la mirara. En la ilusión, yo era un hombre viejo y cansado que escribía desde un cuarto; me levantaba solamente para hacer compras, comer y defecar; interactuaba un poco con la gente, que no me repudiaba, para ellos, yo era un hombre seco y gris al que saludaban por conmiseración . El resplandor de la tarde se opacaba en la ventana y yo entraba en ansiedad porque quería ver que Mónica se desnudara como todas las noches.




15 de agosto de 2016

Mono

Ingenue

I just don't know what to do

14 de agosto de 2016

23 de julio de 2016

2 de junio de 2016

Nadé en una cueva de nada

Me alegran los nuevos gestos, las nuevas normas de convivencia con ella; los días van y vienen, y me derrotan de otras maneras al llegar la noche; pienso que soy feliz, lo escribo: soy muy feliz.

(Nadé en una cueva de agua. Al principio, donde había luz, se apreciaba cristalina y tan pura. Al adentrarme, las sombras lo consumieron todo. Y soy feliz, también, nadando entre la penumbra, sin saber adónde voy. Zambullo la cabeza y tampoco veo nada, sólo sé que estoy haciendo algo que me fascina en un lugar oscuro, ¿me elevo, me hundo? con mis pulmones tan henchidos de aire que siento que voy a reventar y nadie va a verme morir junto a mi felicidad.)

Y soy feliz, carajo. Porque me alegra perseguir los ruidos de las nuevas calles. Corro con mi estúpida cara de felicidad y sin querer olvido la casa -los brazos- de la que estoy huyendo. Soy un perro que no sabe que ya está perdido, que ahora le pertenece a la calle.


Omar

13 de mayo de 2016

Un espiral de olas que se alejan

Leo un poema: "Vuelo tendido como un grito..." que se da en la noche, completo el verso: que se da en una noche como esta, aquí y ahorita. Cierro el libro, pero dejo un dedo en la página.

Yo lo daría: pegaría un grito largo-largo para que se tendiera por toda la noche, y me iría con él. Sería más bien un alarido, un aullido, un chillido; no-no: sería un horrísono -¿te gusta esa palabra? a mí también-; alertaría a los pájaros, estremecería el alambrado, y las hojitas secas de los árboles grandes se caerían -para que pudieras recogerlas, claro, y las guardaras entre tus libros; para que forraras los cuadernos de notas que te haces a mano; para que las pisaras cuando vas con prisa adonde sea que ahora vayas.

Quiero dar un grito que quiebre el sueño de los vecinos y los haga salir, que los haga buscar a un loco, a una mujer violada, a un joven con un cuchillo enterrado en el ombligo (es necesario que sea justo en el ombligo), a una madre con el cuerpo de un hijo frío; que los haga buscar a algo que no sea, ni se parezca, ni se remita a mí -aunque tú bien sabrías que soy yo, y te daría risa o te daría pena, y te pondrías roja-roja como si hubieras sido tú a la que sorprendieran y te enfadarías conmigo por haber hecho algo tan estúpido sólo para llamar la atención, tú atención; no me lo dirías, pero me creerías estúpido, y harías... harías... ay, ¡no sé qué harías!

Si me animara, daría un grito tan fuerte y tan desgastador que me desmayaría y me haría caer de cara al suelo; me abriría la ceja con el golpe y me saldría un chorrito de sangre parda. Dormiría por horas, luego días y luego años. Despertaría solo para verme morir y lo haría en silencio -¿qué estarías haciendo tú durante tanto tiempo? ¿te darías cuenta de que pude envejecer sin ti?

Abro de nuevo el libro: "El viento quiebra/ un espiral de olas que se alejan".

ort

3 de mayo de 2016

Apunte de hace unos meses

Blog, hace tiempo que dejé de escribirte de esta manera. A veces quiero publicar cosas de interés para que algunos puedan caer y entretenerse en este espacio, a veces sólo escribo para mí y dejo cosas ocultas en los borradores. Tampoco olvido que pretendo que este espacio deje un poquito de constancia de lo que he sido en mi vida.

Sé que suena ridículo escribir a manera de diario, pero quiero hacerlo. He tenido algunas situaciones en donde se involucran personas de mi alrededor. No quiero decir que son problemas, es solo que tengo que saber cómo sobrellevar las cosas. Estás situaciones me han hecho dejar de pensar un poco en mí, mejor dicho, no he reflexionado sobre cromo van las cosas, no he podido interiorizar en mí para saber cómo va todo y pienso que escribir así me ayudaría un poco. 

Quiero comenzar con algo tan banal como mi trabajo, porque es lo más reciente y además no lo he platicado con nadie. Siento que estoy siendo útil para la sociedad. Se dice que mi jefe es muy mamón, en este poco tiempo he visto algo de su megalomanía y su despotismo. Sinceramente no me tiene con pendiente, he trabajado con aun más presión y con más estrés (en el merendero y en Muñoz)

Hoy, precisamente, recordé mi primer empleo, sigue siendo el peor de los que he tenido; mi patrón no solo me insultaba, sino que encontraba la manera de hacerme creer que lo merecía, qué mal que olvidé su rostro, si lo viera de nuevo, lo perdonaría en secreto. Así lo hice con René, mi patrón del merendero (entre paréntesis: poco antes de terminar la carrera, trabajé nuevamente de mesero en otro merendero (la popular), entonces llegó René y fue de los únicos clientes del día, tuvo tiempo de mirarme y reírse; recuerdo que sentí coraje conmigo mismo porque, después de haber dejado de trabajar para él en la prepa, dije que le echaría muchas ganas en la universidad para jamás volver a tener un empleo como ese, pero en ese momento, a poco de egresar, seguía siendo mesero y su mirada me hacía sentir un imbécil; cierro paréntesis), a René lo volví a ver un día que visité al barman de su merendero, me saludó con la mano, de lejos y lo perdoné.

Es un poco tarde, continuaré otro día.

22 de abril de 2016

Sobre enterrar personas

Y Natalia se olvidó de mí desde entonces. Yo sé cómo le brillaban los ojos como si fueran charcos alumbrados por la luna. Pero de pronto se destiñeron, se le borró la mirada como si la hubiera revolcado en la tierra. Y pareció no ver ya nada. Todo lo que existía para ella era el Tanilo de ella, que ella había cuidado mientras estuvo vivo y lo había enterado cuando tuvo que morirse. 

"Talpa", Juan Rulfo

14 de abril de 2016

Nombres

La mujer baja la mirada y revela su nombre. Durante mucho tiempo, el hombre la llamó de otra manera. No puede creer que sea cierto.

--¿En verdad puedo fiarme de ti?
--Yo no pido que lo hagas

"¿De verdad ese es su nombre? ¿Desde cuando dejó de llamarse Mónica?" piensa él. "No puede ser verdad, ella no es quién dice ser. Igual la quiero tenga ese u otro nombre, pero ya no puedo fiarme de ella, dice ser otra persona y sé que no lo es".

La mujer alza la vista y anula al hombre con la mirada, luego le revela su nombre. ¿Durante cuánto tiempo la pensará de otra manera?


ort

3 de abril de 2016

Ficción de hace cuatro años más o menos: Juan Pablo, drogas duras y un hombre muerto

Nos adoptó y fuimos a su casa A, C y yo. Compramos cervezas. En esos tiempos yo solía embriagarme y tomar las cosas muy a la ligera. Ese día lo hice.

Vimos películas Gore y conciertos de bandas metaleras y de punk-core. Nos divertíamos sorbiendo un trago cada que aparecía el público destrozándose el cuerpo en el slam.

De rato, Juan Pablo prendió la compu. Nos enseñó fotografías de un amigo suyo: le hacía gracia drogarse con cocaína y jugar con una navaja, las fotos que veíamos en su computadora eran de  esa persona rasgándose el antebrazo con su juguete: la mirada enfrascada al vacío y un corvo dolor en sus labios. 

Llegó su compañero de piso. Olia a mota, Juan Pablo dijo que es lo más leve que se mete al cuerpo. Saludo cordial, palabras entrecortadas y vómito. Cayó de bruces al suelo y nadie quiso levantarlo (probablemente ahí permanece.) 

Seguimos viendo fotografías en la computadora de Juan Pablo. Gente intoxicada en toquines caceros. "Ella es Dolores Castro, siempre se la cogen cuando cuando hace fiesta en su casa; él es Leonardo, ese cabron inhala pegamento todo el día, es muy buena persona, siempre se despide de abrazo".

En la pantalla: un hombre en una carretera, tendido boca arriba; la sangre le sale de la boca y de la nariz y se encausa para dibujar un río pequeñito, ese río parece haber goteado y goteado hasta dibujar un lago un poco mas grande que la circunferencia  de la cabeza. "A ese hombre lo atropellaron en tercer anillo, cuando llegamos ya había muerto". 

Luego de varias fotos más, apagó la compu y platicamos de cosas que tenían que ver con su empleo, la universidad y la chava que dejó embarazada en Jesus María. 

Después de todo, mis amigos y yo fuimos a comer tacos para bajar avión y cada quien regresamos a las casas de nuestros respectivos padres. 

30 de marzo de 2016

Cosas que no pienso cuando la mujer se entrega y yo cierro los ojos

La mujer abre su cuerpo y de las vísceras surgen mariposas blancas que luego se hacen polvo y luego se hacen nada. Apenas un sabor cenizo en mis labios.

Sé que hay algo ahí, fuera de mis ojos, que rastrea mi cuerpo con los labios. Sé que hay algo ahí que olisquea mi cuello, mi tórax y mi entrepierna. Sé que hay algo ahí que busca lo que no tengo.

Si abro los ojos, desaparecerá la imagen de Ella y de mí en un abrazo sincero. Y lloraré y le diré a la mujer que no pasa nada y que también la quiero.


ort

29 de marzo de 2016

Un sueño que no ocurrió

Despierto. Aun estoy confundido:

Tú piel está junto a mi piel y nadamos juntos: somos siameses. Los colores del sueño son rosa pálido; violeta y azul cobalto para el cielo; gris y esmeralda para el mar. Colores en pastel.

Nos acercamos a la gran flor rojo-azul que esta justo al centro del mar, es hermosa y es tan grande. Estamos a punto de llegar.

 Nos detenemos en un cayo de arena y, al alzar mi cuerpo, ya no estás tú. 

Estoy confundido. Despierto.

22 de marzo de 2016

Apuntes de dos cosas que ni siquiera sucedieron


I

Qué remotos me resultan ahora los abrazos, pienso, mientras me aferro con fuerza al cuerpo de una mujer aun reciente. 
La mujer arquea su espalda para atrás hasta lo sorprendente, exhala un grito que se evapora enseguida y cae en dos partes. No puedo creer que yo la haya dividido, ni siquiera la sentía.

II

con mis manos guardo mi rostro
y lo escondo para que nadie lo vea:
me avergüenza llorarte.

19 de febrero de 2016

todos mis primos se casan en el mismo templo, en el mismo pueblo. Tres de ellos festejaron en el mismo salón, otros dos con las hijas de una misma familia, cuatro se vistieron de negro, uno de blanco, uno de gris, uno de charro.

Todos mis primos se casan antes de los 26 años, se casan con chicas menores de 22, pero que lucen de 27. 26 años es la edad más adulta que se permite en el pueblo.

Todos mis primos siguen viviendo en el mismo pueblo. Tienen el mismo trabajo. Se emborrachan en las mismas cantinas con los mismos amigos.

Ellos dicen que casarse es el siguiente paso. Todos los días es un nuevo día para repetir las cosas. Estar sólo bajo estas condiciones sería penoso.

18 de febrero de 2016

Rescates

Puedes saquear lo que resta: libros viejos, versos descabalados, algunas canciones, rastros de mis pensamientos y otras cosas que no se incendiaron a tiempo. 

Puedes tomarlo lo que gustes y después huir, ni siquiera te perseguiría; dejaré la puerta entreabierta por si decides tomarlo todo -espero quepan en tus manos todas las palabras que inventé.

Las cosas que dejes irán muriendo providencialmente. Por favor, cierra la puerta por fuera cuando salgas.

4 de febrero de 2016

Mentiras diarias

El 28 de diciembre del 2014, Lidia abrió un blog que se murió en ese instante. 

Su primera entrada hablaba de verdades que se entronizan y que son persuasivas.  Algo mas peligroso que una mentira. Dijo que publicaría más cosas y yo comenté que la leería con gusto. 

He estado pensando mucho en las mentiras (Creo que era de eso de lo que quería escribir hoy).  He estado haciendo una nueva actividad que le copié a una persona: al día escribo tres cosas que me contaron y que consideré como mentiras y además escribo tres cosas que dije o pensé decir que eran mentiras.

Comparto algunas cosas: 

"Hoy Santiago me pidió mi número de teléfono, yo sé que ya lo tenía, quiso ser educado" "hoy Omar-San dijo que haría lo posible por no cancelar el curso, pero es inminente que se cancelará (el sabe que mintió?)"

No sé de qué va la actividad. Herramientas sociales para establecer confianza? Aún no he descubierto alguna mentira que me entristezca, de hecho creo que me han mentido para hacerme sentir bien (soy tan torpe que así lo creo)  

La otra vez escribí a alguien algunas verdades que me dolieron mucho y después pensé "todo pasa, estaremos bien". Creo que apuntaré esa frase en mi lista y después del tiempo la borraré 

25 de enero de 2016

Sin faltar el respeto a nuestros hábitos cotidianos

Cuando estoy solo bailo, bailo mucho. Nada en especial: solo muevo el cuerpo. Hago mucho el ridículo, qué bueno que nunca nadie me ve. 

Hace algunos días recordé que Verónica llora cuando está sola. Me entristece mucho porque sé que ella es una persona feliz. Creo que llora porque no puede ser siempre feliz.

Me gustaría acompañarnos cuando estemos solos: yo bailaría de la forma más patética que sé y ella no pararía de sollozar. 

18 de enero de 2016

Poco antes de dormir

Entonces, poco antes de dormir, en la última cuerda de mi conciencia, recordé a Laurita: Laurita y su andar ligero, Laurita y su mirada de desagrado, Laurita una niña común. Le regalé todas las palabras que me sabía en esos días: las que empezaban con ele principalmente, porque la ele me gustaba: Laura ligera, Laura limón, tu cara es como un limón. 

Laurita tenía los dientes chuecos y su boca no era fresca, pero era linda, Laura la linda, Laura ligera, Laura limón...