🚗 _ 🚓🚓

12 de septiembre de 2017

Por qué no te conozco aún, Mónica



Desde hace tiempo quise escribir algo que dejé para después y que luego de después lo olvidé.

Y es que todavía no te conozco, Mónica, porque aún no creo ser la mejor versión de mí y así no quisiera conocerte. Ya sabrás, no tengo la ropa limpia y hay telarañas en la casa. No sé si al menos te llamarás como te llamo o si querrás saber qué pensaba y qué hacía cuando todavía no te conocía. no sé si ya has nacido o si tienes ya alguna muela, si has dibujado alguna vez un bebeleche o si te ha tocado alguna vez contar hasta veintitrés (hasta dónde sabrás contar ahora?) para luego buscar a tus amigos.

Quisiera platicarte de lo que en esta fecha me sucede, sobre estos días en los que ando. Ay, yo sé de lo absurdo que es esta práctica de jugar con el tiempo y la memoria a través de la melancolía hechiza, pero luego (o después) no sabré si lo dije o lo olvidé.

Quiero platicarte, Mónica, que por no sé qué triquiñuela que le he de haber jugado a algún dios tonto, creo que las cosas me están yendo bien ahora, que tengo un poco de su gracia, pues. Soy becario de una investigadora con una cabeza enorme y me becará para estudiar en la UTSA, y mientras me decía la noticia, así como te lo digo, yo solo pensaba en qué dios tan descuidado me ha de haber creído lo que hago para compensarme con estas cosas. Seguro me han de haber creído buena persona porque me cepillo los dientes todas las noches o porque al salir del trabajo siempre me despido del velador y le deseo que la noche se le haga ligera y no lo despierten los ruidos extraños de la bodega. Pero también, Mónica, sé que algún día querrán hacer un reajuste de cuentas con las cosas malas que he hecho y ahí no voy a saber dónde esconderme. 

En fin, tú ya sabrás o sabes cómo me fue  o irá en la rendición de cuentas. Por cierto, ¿qué estás haciendo ahora? Me refiero a tu presente de mi futuro, no a mi presente de tu pasado. ¿Soy buen padre contigo? O las cosas se salieron de control. Dime, ¿tengo que esconderte los cigarros? ¿Fumo? ¿Llegas temprano a casa? ¿Te grito colérico cosas como ahora sí me vas a escuchar, muchachita? -qué horror, regáñame si digo cosas de viejos aburridos-. Espero nos seamos pacientes, tú sabes cómo soy. 

Creo que eso es todo por el momento. Es tarde y el sueño me hace pesada la cabeza. Creerás? Si no la detengo con mucha fuerza, se me caerá al piso de lo pesada que se está haciendo! 

Cuídate, Mónica, y por favor sé feliz. 

6 de septiembre de 2017

Dime dónde vas, dime dónde vas!




Dime dónde vas,
dime dónde vas,
al caer el sol
por la puerta de atrás.
No hay nada que hacer
y ya pasó el calor.
Y al final de la Rambla
me encontré con la Negra Flor.
La estuve buscando
pero no la encontré,
y su amiga me dijo:
está tomando café.
En el bar el camarero
me dijo: no sé,
búscala en la playa
y en la playa busqué.
Y la vi de lejos
caminar por la arena,
los zapatos en la mano
y en la cara una pena.
Y una lágrima suya,
como dijo Peret,
en la arena cayó.
Y al final de la Rambla
me encontré con la Negra Flor.