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13 de diciembre de 2011

Breve espacio infinito

Vemos al cielo. Es decir:
Lo ves y yo también.

Nos mira, Silvia. Ese ojo plateado -que tu decides llamar Luna-, nos mira.
Hilos invisibles brotan de tu boca y corren a anudar mi oído -anidan adentro- y nos escuchan los diablos transparentes que corretean al frío: el viento de la noche.

Se infla tu pecho. Se pincha desde tu boca y fluye de golpe. A ese viento quebrado tú lo llamas suspiro, es el soplido de la noche -son los diablos que te digo-.


Eres sólo tú, Silvia. Eres la noche, eres el frío.

Vamos al cielo. Es decir:
Vas -te miro- y yo también.

Omar Tiscareño