🚗 _ 🚓🚓

30 de agosto de 2017

Apuntes

VI

estoy tumbado en la alfombra: un hombro al suelo, el otro erguido hacia el frente, como descompuesto. Estoy mirando hacia la ventana. La luz muere en diagonal pues la tarde se sienta afuera de mi ventana. Atha-ilá entra y me mira. Me rodea. Me olisquea el pantalón. No le quiero hacer mucho caso.

Veo la ventana, veo la luz, veo a Atha-ilá, pero del otro lado de mi pensamiento se proyecta la imagen de una mujer que se ríe sin muchas ganas.

Van sucediendo los minutos, de un lado a otro y de arriba a abajo. entre tanto, pienso ahora en otra cosa: El árbol de mi cuarto se desnudó y se dobló para morir con el mismo color dorado de la tarde. No es que eso me haya entristecido, para nada, pero me ha hecho tumbarme a la alfombra a ver la ventana. Atha-ilá sabe que esto es cómodo por eso se tira junto conmigo, se mete por debajo de mi brazo para que la estreche; no puedo despreciarle ese gesto porque la calidez de su pelaje también me reconforta.

-Eres linda, Atha, eres muy linda -le digo mientras la acaricio