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24 de septiembre de 2018

Descascarar

El joven identificó en un capitulo de una serie que es un tema común: Don se siente desconcertado y escribe para ordenarse y nada para aclarar dudas, por eso el joven no deja de hacerlo, para no olvidar este recurso que lo reconcilia consigo mismo. 
 
Aunque ya no con la misma frecuencia, el joven teclea de vez en vez y trata de desanudar un poco el mundo, el suyo: la chica que lo acompaña -o él a ella-; la cajita donde labora; las venitas que abrazan al corazón del hermano. Tantas cosas. Y escribe y piensa y planea, como si la risa de dios no resonara tan fuerte.


uno.
Leyó o releyó Mejor que arder, de Lispector. Le da risa que en verdad sí sea tan fácil descascarar el mundo, doblar los líos mitad tras mitad hasta que quepan en un puño. Qué fácil es resolver el mundo cuando se tienen ganas de habitarlo, piensa, pero el joven qué sabe, él se repite todos los días a sí mismo, como la condena de los fantasmas, y asegura que sí se puede ser feliz, aunque por ejemplo, Valenzuela le repita que no, que así no se puede vivir, no no no, pero ella qué sabe. 

dos.
Se cuestiona si el asunto se quedará sólo entre ellos, rigurosamente entre ellos. Seguro que no, pero se dice, como se suele decir, que va a llevar esto con dignidad, que dejará de lado las voces de esbirros o aliados y que sólo dejará la puerta abierta para que pase ese río de flores que se prometieron dibujar con palabras que se le ocurrieran a los dos.