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17 de marzo de 2019

Coadyuvantes


Pero la ausencia del sueño no es mi caso, a decir verdad. Ahora duermo bien, a veces hasta creo que sueño y despertar es agradable. Y pienso, planeo, le chito a aquello que parecía que no se iba a acabar jamás. Una conmoción que la mera verdad era invisible, pero a quién le ibas a creer si te dijeran "basta ya, te digo, basta ya".

En fin. En fon. Hiervo el café y lo sirvo también para Ilá. Nos disponemos a escribir como si de eso se tratara. No hay de otra, sabes.

De frente a la pantalla, uno se truena los nudillos de una mano y luego de la otra; se estira el cuello de un lado para el otro hasta hacer un crack que da miedo.

-Sobre qué- me pregunta ella
- Lo mismo: de la pasión y sus coadyuvantes.

A veces es del odio, otras de la misericordia.



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Escrito previo a un largo y soporífero ensayo sobre configuraciones organizativas según el criterio de departamentalización