A este lugar no se llega con la razón, sino con la reivindicación del dolor, la parcialidad del yo
Se llega indolente, con la necesidad de saciar el rencor, el yo en busca de equilibrar las cuentas no para un bienestar emocional, sino para liberar el resentimiento
Se llega distante de la historia compartida: entre tantos adioses nos quedamos solos; en largos ciclos de herir-reintentar, de sufrir-readmitir hicimos un conteo único de quién sufrió más, la narrativa individualista que sana porque empodera al yo que ha sentido ser el único (o el más) que ha acumulado agravios
Se llega sin la disposición de la empatía, el yo único; se llega desvalorizando, omitiendo, reduciendo, con sincera evasiva
A este lugar no se llega con la razón, se llega con la convicción de no estar equivocado, con la sensación de estar en lo correcto, de tener el control
A este lugar no se llega con la razón, pero se llega a donde mismo
Se llega haciéndose el sufrido, haciéndose la víctima, justificándose, olvidando todo; se llega cínico, mustio, hipócrita, mentiroso
Se llega tarde, muy tarde
Se llega a donde mismo