🚗 _ 🚓🚓

30 de noviembre de 2016

Hoy recordé dos cosas inconexas

I
Ella también cayó así -dije a quien venía caminando a mi lado- iba igual leyendo, me platicó. Dice que se descuidó porque un poema la había conmovido o algo así y no pudo dejar de leer aunque estuviera caminando; entonces dio un mal paso, luego otro, me imagino que no pudo mantener la verticalidad y cayó por un hueco. Le dije "¡qué tonta eres!" cuando me platicó, llegó a casa con la ropa enlodada, dice que era un hoyo y que había tierra; allá donde vivíamos casi siempre estaba húmedo y la tierra se dejaba encharcar así nomás. Llegó a casa con los zapatos y la ropa enlodada, eres muy boba, apenas y conocemos esta calle.

Ella también cayó así como tú -dije a quien venía conmigo, luego le platiqué sin siquiera saber si le importaba o si sabía de quién hablaba.

II

A ella la habían tragado las sombras y la habían desarropado. Yo miraba a otro lado y hacía como que no quería ver. Escuchaba su ropa desprenderse como si se desgajara.

Nos recostamos y yo hacía como que no quería pensar en nada.

Tan quietos y sin decir nada, percibí la mecánica del mundo y su masiva lentitud.

Le pregunté que si podía abrazarla y ella dijo que sí.

Así, en el nudo y duermevela, recuerdo no saber a qué me asía, y aunque tenía su cuerpo cerca de mí, desconocía su forma. Era agradable estrechar algo sin contornos y sin lineas que la contuvieran, constituido sólo de energía.