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5 de enero de 2017

Ventana sin cortinas

Duermo boca abajo, con la cara hundida en las almohadas. Dice mi hermano que si algún furtivo quisiera matarme, le bastaría un empujoncito en mi nuca con la punta de los dedos para un ahogamiento.

Eso dice mi hermano. ¿o lo digo yo? Siempre he dicho yo que lo dice mi hermano, lo he dicho más que él, si es que lo dijo él alguna vez.

No sé por qué eso de usar con otro nombre lo que me pasa. De esa manera acontecen mejor las cosas, creo.

Por ejemplo Mónica, a ella le gusta dormir desnuda y dejar la ventana abierta. Porque es sensual, porque un regimiento abandonaría la causa, o se autodestruiría con tal de detenerse para atisbar una noche su silueta oscura y dormida; imaginarla quieta, desnuda y sola.

Acá sucede diferente. Durante siglos, mi ineptitud para taladrar el concreto me ha llevado a soluciones bárbaras y precarias al momento de instalar cortinas. Luego de una exhaustiva guerra entre hombre y herramienta, me di cuenta que las cortinas ni siquiera son necesarias cuando la ventana da a las azoteas y muros de los vecinos. Ni modo, así es el hacinamiento en estas casas del sur. En el sur vivimos en casas que se amontonan para un abrazo colonial -¿se entendió el chiste?.

Siendo sincero, es cómodo dormir encuerado. Y aunque soy pudoroso, poco a poco me acostumbré a dormir así a un lado de una ventana sin cortinas. Dejé que me espiaran a sus anchas los ladrillos, los tinacos y las lagartijas.

La otra vez me despertó el ruido de una lavadora, así descubrí que las vecinas fincaron su segundo piso e hicieron su cuarto de lavado. Me incliné y me asomé a ver si era cierto que era una lavadora y mis ojos chocaron con una niña que se asomaba a hurtadillas detrás de una barda a no más de 5 metros. La panza se me sumió al espinazo del susto y se me ahogó el grito en la garganta. Demasiado espanto.

Así fue que me empeciné con el taladro y los clavos. No quiero tener a un regimiento fuera de mi ventana buscando al imbécil que se desnuda cerca de una niña. ¡Les bastaría un empujoncito para matarme!