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25 de mayo de 2012

El paraíso onírico II


Pintamos un cielo,
Mónica,
y en él te doblegas,
te acurrucas en la cóncava figura
del brocal de mi pecho.

No quieres leer éste poema,
sabes que es un falso respiro,
un bucle de viento arenado,
que mis pulmones se tragaron
mientras dormía.

No te culpo.
Yo no quiero escribir
que allanas la realidad.

Desdibujamos la tierra,
Mónica,
y me tuerzo,
como el rulo de tu cabello sosegado,
como la hojarasca vencida,
si no tengo en donde arraigar
el árbol genuino
que quiera estirarse
a rasgar nuestras nubes.

-Omar Tiscareño-