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12 de enero de 2018

Castigo

Abbas, aquél que perdió la vista  de un ojo por ver a una diosa morir, desenterró del desierto a un hombre cuando huía de su pueblo. Al incorporarse el hombre, éste le tomó de la mano y recitó una oración que se otorgan a las personas que emprenden grandes empresas, como alguna vez la esposa de Abbas se la otorgara cuando partiría a La Capital para asesinar a su hermano rey; "pero por qué me otorgas esta oración en vez de sólo agradecer" preguntó Abbas. "Hombre, no sabes lo que acabas de hacer, has desenterrado al último gran demonio del desierto, ahora tu vida estará llena de malaventura, perderás la razón y todo tipo de conocimiento, no sabrás distinguir entre la realidad y la pesadilla". Una vez dicho esto, el hombre se pulverizó y una corriente de aire arreciado se lo llevó. Abbas alzó la vista de su ojo bueno, la arena cambiaba de forma, se contorsionaba para adquirir nuevas estructuras sólidas, edificaciones grises. Una vez efectuados los cambios, Abbas se convirtió en una persona anónima que camina por el mundo sin saber adónde ir.


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