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27 de abril de 2010

Haceres de entretiempo para enamorar a alguien




qué pretendes, qué pretendes, qué pretendes. Yo pretendo:

hm!

Dislocar la realidad aparente; decir lo que quieres escuchar; encontrar el rostro de tus sentidos, los más ocultos y ansiosos por ser descubiertos.

Lo propio de enamorar es el gesto de la metáfora, detallar cada parte de ti, lo que te rodea.

Y eres un montón de excedentes tuyos; captar un instantáneo rasgo y glorificarlo, desnudarlo delante y alagarlo. Un suspiro, un guiño, un tic, todos son indicios de de un deseo preñado.

Requerir un particular lenguaje, pensamientos, idóneo de lo que eres o podrías ser. También simulas ser tu misma, así que asimilaremos evocando en ti, tu forma de pensar, tu ser.

Incautar tu mirada, mis ojos se ocupan en los tuyos sin razón de invitar a verme. El método de encantamiento que insiste en avistar al alma, por ser esta la más frágil parte del hombre, acumula tensión. No abusar.

Deparar poco a poco la intención del cortejo, no descarrilar el acto y terminar en afecto.

Procurarte día a día y propagar la inusitada idea de atracción, compartir, ceder y violar tus entes de la forma más caótica y conflictiva: Confundirte