Dejame nadar por tus costas sin agua, tus mares son secos; por tú arenosa sal que a mi piel siempre raspa; por tu espuma popular que seguido se evapora.
Dejame andar por tu arrecife coral que quiero encontrar una perla y regalarla a tu fervor, tu empeño al enigmatismo, sí: La arrgncia tuya que nunca entenderé.
*Y es que ya no sé que sentimiento darte, ninguno te gustó. Quizá te olvide, ojalá pudiera olvidarte.
Y es que defines y agotas tu entendimiento hasta que no sabes que es de ti. Yo, de ti, sé mil metáforas, doscientas las invente en una tarde. La tarde fluvial de torrentes sanguíneos, nuestro ritmo cardiaco haciendo par a la agitación de la lluvia; cerveza extranjera para bogar por las ruinas de la ciudad; cigarros blancos, tú por probar yo por saciar; en cada paro (refugio) tu sonrisa-malicia, era señal de anticipo para correr al cruce peatonal, de esquina a esquina te perdía el paso.
Yo no sé por qué es que hablo tanto de ti creyendo **que es cierto, que te conozco, que sé como eres, que te necesito indudablemente.
Cierto capricho que un día llegó espontáneo, resplandece ahora cual astro matinal. Y el lucero que en constantes está y se fuga, son especulaciones absurdas de una relación tremendamente divina entre tu y yo, recordando que soy sólo yo quien cree eso.
Quiero ser Hiper real, dejar la simulación, obscenidad obsesiva. Ver tu ser como una billonésima parte más del globo
No se está bien así, la verdad la sé: jamás y siempre.
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*Lo he explicado antes
**¿Qué es? ¿Qué tú? ¿Qué sé? ¿Qué yo?