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19 de junio de 2010

De la hada existencial



Abanica tu hermetismo sobre mí, tu cuerpo es la figura más hermosa de una llanura oscura y solitaria.

Bailas con ardid y frescor, tus cinturas son el oleaje de un mar yacido de encantamiento.

Tu piel -luz de luna clara- dirige el vilo de mi afán de tenerte, de ser de tu agrado, y zarandeas mi ansia a trastabille.


Extiendes la anchura de tu espalda
y sigues bailando como ave en sigilo,
laceras al viento con tus uñas,
perpetuas la palabra Divina
y arrebatas más de un suspiro vehemente.

Esto obviamente nunca va a parar,
tu juego contra el viento es la ímpetu de todo.
Todo carece de ti después de verte,
el cielo es insulso y absurdo
hasta la luna es incoherente y trillada,
pero siempre lo ha sido.

Pero después de ti
he intentado entender y no entiendo
por qué lo mejor del realismo, es su autónoma razón.


Sigo sin ser elocuente

Foto: Cristina Garcia Rodero