Rompes el cordel,
empañas el cristal.
¿Con qué me atas?
¿Con qué me miras?
Esto no es claridad,
tampoco unión
pues nunca hablas,
nunca estamos.
Mujer, ¿a dónde vamos?
II
Y todas las mañanas
suena el eco del silencio,
murmura más que nosotros.
Almuerzo ya siempre solo,
tú siempre estás en la cama
y no sales si no termino
para evitar el acto de mirar y quebrar.
Curiosamente, todas las mañanas
resuena una llamada que nunca es recibida.
Curiosamente, seguido charlas a escondidas
con no sé qué. Dices tú que hablas sola,
yo nunca encuentro el teléfono.
Y todas las tardes te arreglas para salir.
Desde hace cuánto que no sales conmigo,
que no te arreglas para mi.
Maldita sea mujer, no soy tonto,
solo no quiero creer.
III
La tensión es una cuerda
que me azota al llegar a casa.
Tú rostro siempre es un gesto
que lo desprecia todo.
Si es por mi parte, por favor,
dímelo. No entiendo que pasa.
Omar RT 10