🚗 _ 🚓🚓

12 de octubre de 2010

Malas intenciones

No habla cuando ay que pensar qué decir, por eso casi nunca contesta cuando le pregunto algo y por eso yo nunca le pregunto nada.


Sabe que fumarse un cigarro a medias conmigo significa probar de mi saliva, porque babeo las colillas al calar. Es casi como si me besara, en un mundo más hipotético que éste claro.
Aveces habla de un ser que es omnipresente para ella, pero luego lo rechaza como una religación y juega con sus dogmas como juego con mi brazo (que no da a torcer).


Veníamos de un sepulcro y nos sentamos en un calvario, me pidió que imaginara un ave que fuera nihilista. Yo haciendo un presupuesto de cuan caro me saldría su capricho, mejor le  invente un colibrí que sólo fuera subversivo.


Para cuando terminé de hacerlo ella ya se había ido. Fugo sin decir por qué. Un rastro de baba me llevó hasta su móvil, el piloto es extra-humano y sorbe de su presencia con su mensajero. En un cristal liquido y luminoso, se anuncia que llegó a dónde hace dos horas partió conmigo.

Aquí hay gato encerrado. Nada es sincero e intentan confundirme, mala practica de quiebre, de querer cuartar conmigo. Ella ya venía anunciando que tendría inquilinos y yo no estoy sujeto a poseerla. Se puede ir sin dejar rastro pero deja al adyacente, lo llamaré élél miente cuando dice que no sabe adónde fue.

En un árbol está su colibrí atrapado entre las ramas y el rechaza todo lo que hasta ahora creo que es verdad.
Él me invita a beber de un agua que jura me hará entender.
Es agua sucia y, aunque muero de sed, no quiero beber.

qué pretendo con mi plan de detective, me es mal oficio por mi condición de invidente.

Después la voz de ella, a distancia, sacude mi bolsillo, dice que la encuentre en donde no busqué.