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29 de abril de 2012

No lo recuerdes

I
Cómo puedes hablar del pasado sin que te duela el recuerdo;
no te arde la lengua al decir amar
no es como a mí
que pronuncio tu nombre y me duelen los labios
y palpitan
se sienten mordidos de nuevo.

Cómo puedes hablar del pasado
si ya lo olvidaste

II
[vol]vi a la-divina
   la noche
el andador
   la mesa
la/el fe-tichismo
                   los cuarzos
me sentí visto por el pedrusco de tus ojos
le robé una piedra (como si le arrancara una muela al ocultismo)
con forma de co-razón

fracasa un infarto agudo ante tal mío-cardio

III
Creo en el solipsismo
lo creo con todas mis fuerzas:
estoy hecho porque tú me inventaste.

Afuera, en otro mundo, en el que estás ahora,
todos los días suena I wanna be sedated
y yo detesto los años
de mi educación media-superior.

El punk me da asco (ese asco también lo inventaste tú)

IV

Mi nombre casi es un palíndromo de Roma
pero no es más que un ramO de hojas secas.

Lo cierto es que, aunque no sea como Roma,
antes me confundías con Amor.

Era un roma-nce de amor-didas
(muy mal chiste para algo que no he podido olvidar)

Con las letras de tu nombre podrías escribir Satanam,
es algo tenebroso en el latín (así tendrías suficiente ocultismo
para vender mentiras como la-divina)

V
No tolero ver sólo la luz de tus letras
por este maldito internet
ni ser como la cutícula.

No tolero que hayas dejado de fumar sin mí
y que yo todavía lo haga ahí, en ese sitio común
donde nos sentábamos a ver el vaivén del dólar
como si esperáramos a que fluctuara la moneda,
y que un árbol, esa jacaranda, nos apedreara con sus flores violáceas.

Me duele, no sé por qué, que no sea tan parcial para olvidar el pasado,
que no pueda perder los menos y ganar los más así como tú.

Habrá un día en que deje de reconocerte como la mejor de todas
ese día Yo quiero estar sedado.

VI

Einstein no
se equivocó con la teoría de la relatividad.
Ahora yo estoy demasiado lejos y aquí
el tiempo  no
parece transcurrir o se dilata mucho.

Estoy viviendo las cosas que para ella ya pasaron.

Pero hay una anomalía: ¿por qué estoy más envejecido que ella?

VII

O-mar[tirio] Tiscareño-

24 de abril de 2012

El último lugar

Alguien debería hacer un estudio sociológico sobre las personas que se sienten comprometidos a regalar una moneda a quienes hacen espectáculo en el autobús. Una razón podría ser la influencia católica que compromete a ayudar al prójimo; quizá se reconozca el esfuerzo, más la empatía u otras cosas más, qué sé yo.

Antier iba en el camión, dormí de pronto, como si me hubiese desplomado el cansancio o me fulminara el sueño y el calor, y soñé, tal vez arrastré hasta mis sueños mis pensamientos:

es una carrera de hombres, realmente una carrera, es un circuito de quizá una milla cuyas vueltas no se anotan ni se valoran, todas parecen ser la última vuelta. Somos sólo hombres corriendo para alcanzar una meta que nadie asegura si haya.

Aunque también puedes ayudar a los demás participantes, todos se golpean los talones o se jalan las playeras para derribarse, se pisa a quien cae o se le patea en la cabeza para retirarlo de la competencia con su convulsión, es común, somos tantos que es normal.

Yo no tengo la posibilidad de golpear ni ser golpeado, soy la última posición del tablero. A veces, cuando alcanzo al penúltimo y sus consiguientes, desacelero o detengo mi paso: ellos también se detienen, ahorcan a otros o se rompen sus piernas, eso es aún más triste, hay quienes quieren seguir participando con sus piernas rotas pero también son retirados o ellos mismos se retiran con el suicidio.

En ocasiones zigzagueo para entretener mi ruta, hago espirales, cuento los pasos que hago en ciertas zonas, lo que sea para ganar tiempo, no estoy seguro si lo correcto es decir ganar, pues parece que aquí el tiempo no transcurre, siempre es un día soleado. Fantaseaba con que todos se habían destruido entre sí y llegué a con la primera posición y me celebran como si fuera un modelo ejemplar y las reglas cambian gracias a mí, que el juego se tornaba diferente: nadie gana porque nadie pierde. Realmente era entusiasmante pensar en eso, pero hace tanto tiempo que me doy cuenta de la verdad, y es que eso nunca sucederá.

Entonces iba trotando en reversa, me causa gracia hacerlo, por eso lo hago. Divisé a lo lejos un participante que corría enérgico como a nadie había visto. ¿Qué podría hacer? estaba completamente seguro de que era el último lugar, me había esforzado tanto en alcanzar esta calma. ¿Y si intenta derribarme? podría lograrlo fácilmente, en cuanto se acercaba, notaba su musculatura y repito, es tan enérgico como nunca he visto a nadie.

Corrí, creo que nunca lo he hecho así, con todas mis fuerzas. Mis pies ardían en calor, sentía que caminaba sobre el mismo infierno y que un diablo poderoso iba tras de mí a perforarme con los cuernos de su trinche. Miré atrás en varias ocasiones, era inminente que me alcanzaría, pensé en ya no gastar mis fuerzas y esperarlo para combatirlo, pero eso no sería de mí. Me alcanzó, golpeó mi talón provocando que corriera a trastabille y luego caí. Procuré que en mi caída me alejara de él pero me persiguió y ya estando yo en el suelo pateó mi estómago tan fuerte que me sofocó por mucho tiempo, no cabe duda que en sus piernas está la fuerza de cien hombres. Al principio no me daba cuenta, no me había equivocado: él era el primer lugar.

Nunca me importó saber cuál era la razón de ser de este juego, pero ahora me preocupaba algo más, ya no sabía cuál era la razón por la que estaba ahí. Entonces me detuve completamente y pedí que se me retirara de la competencia. No sé quién escuchó, pero así fue. Era el primer participante que se retiraba de esta manera. De pronto ya estaba fuera, dolorido, feliz de la resignación. Al salir al público, muchos se ofendieron conmigo, habían apostado por mí, creían que todos se destruirían entre sí y que tal vez podría ganar. Fui a la sala de apuestas y dejé todo lo que tenía de valor apostando a favor de aquél que me derribó.

Luego desperté, ya había pasado mi destino. Al querer bajar, me detuvo un señor para pedirme una moneda, jaló mi playera. Yo no tengo por qué darle nada. Alguien debería hacer ese estudio, para explicar si uno debería sentirse afligido si no quiere ayudar a otro de esta manera.

-Omar Tiscareño-

20 de abril de 2012

tu patio, el frente de tu casa: la esquina, tus calles;
"prohibido pisar", tus huellas, mis pies;
mis ojos, el "no", cortinas de acero;

las luces, el off;
el francés (lengua y nudo): la garganta;
las letras, la errata, el abecedario (ida y vuelta)

tus señales

un rincón: el laberinto;
el agua: lo insulso;
el cielo: lejanía (peón arraigado);

la escalatura descendente
el altibajo más bajo que nunca
Piscis, abrazados, ahogados en el viento

17 de abril de 2012

Me entretengo escribiendo

Me duele que el tiempo que cae de tus manos
no lo pueda yo tomar

que abrace al viento y no tenga nada

que si me quedo estático no suceda algo (como el derrumbamiento o la abolición de lo absurdo)

que si miro a tus ojos, no los atraviese (y descubra que no se puede azolar el alma o dude de su existencia)

que diga una palabra y no tenga significado:


La veo pintar, todo el día lo hace (pinta , por favor, cada detalle, cada partícula de todo). Pinta cada grano de polvo o todas las imágenes del cielo, pero no dejes de pintar.

 Críptidos
I
Cuando hay huracanes en medio del mar, las sirenas se exaltan de miedo pensando que están siendo absorbidas por el cielo.
II
Me da tristeza que la ventisca no pueda helar los ojos humanos para que el yeti pueda salir a bailar con sus trescientos hijos
II
Solo cuando el sol es suficientemente dorado, el cuerno de los caballos puede ser visible para la gente que dogmatiza.

11 de abril de 2012

Cápsula del tiempo



Hace mucho tiempo, es decir hoy once de abril, escribí algo que me ayudaría a dejar de quererla, lo estoy comprendiendo: en realidad no me quiere o no me quiso como yo a ella-. Quiero leer esto cuando pase más tiempo, es decir hoy.

-Omar Tiscareño 12- A Eli



"Su nombre es un juego de palabras, le digo the gamer. Ambos tenemos alma para fantasear"

10 de abril de 2012

Microcuentos

La vida, la muerte y el odio.


Lo alcanzó, por fin terminaría la persecusión. Disparó sin vacilar.
-Si es sencillo llegar al infierno, te sugiero esconderte en un mejor lugar- le dijo porque no quedó satisfecho.



El héroe
 Llegó acobardado a arrancar el fuego líquido de sus ojos: golpeó la profundidad de su pecho, piel calcinada, castigada con el dedo del sol, y se fue cuando ella esperaba que sólo muriera.  Lo esperó dos o tres veces, diez o veinte años;  al volver, la piel morena de ella que sudaba el mismo fuego,  se excitó de gracia de ver al héroe prolífico que fracasó. Él confesó haberse equivocado, después murió. Lo enterraron bajo los pies de los moros y su carne nunca se descompuso.

-Números y letras-
Sí: tus ojos son un libro abierto, escritos en un idioma que desconozco. Sí, los míos son como lunas aburridas que sólo saben leer . Tus miles de números hacen un camino distinto al que yo piso; me agrego a tu profesión: soy contador de ceros.

Las visitaciones
Hace diez calendarios que no se veía uno por aquí. Cuando se asomó por la ventana, todos los fanáticos se exaltaron de emoción. Luego ese avión no aterrizó adecuadamente. Tiempo después, el Vaticano preparo humo para elegir a otro.

-Omar Tiscareño-

5 de abril de 2012

Predicciones


I

Te he dejado un par de recuerdos inventados,
guardados con soltura en la memoria;
la carne arrancada de está alma;
las palabras, ahora sin saliva,
que no querrás escuchar por primera vez.


Por último,
te dejo un par de predicciones más:
jamás sabrás de este hombre
que nunca te conoció,
pero estuvo contigo por mucho tiempo.

II


Te conozco muy bien:
tienes una pecera con muchos ojos
que te miran las piernas al salir de la ducha,
esos ojos, que son de golondrinas,
los encarnas en tus sueños
para que igual, húmedos,
se reencuentren cuando despiertes.

Tienes, también, a un gato
que cuida a tu tejado;
centinela o fetiche
que va y viene al infierno o al cielo
cuando atraviesa al espejo.

Todos los viernes rezas
a un santo anónimo
una oración fortuita,
y  hieres tu lengua
cuando dices amén.


III

Es una esfera,
orbe salida de agua sucia,
pupila de algún dios omnipresente.

Son cartas,
imágenes de ídolos inciertos,
estos ingenian la red
que se ha de tejer:
cada uno tiene un argumento
que cambia de intención
según su representante.

Son cuarzos, son dientes coloridos
que las deidades paganas mudaron
por hablar del futuro;
dijeron los hechos reales
cuando todavía no era tiempo.

IV

Y dirá, la de los ojos inalcanzables,
 que derribé por fin, con la mirada,
 una muralla que tenía puertas;
que fui, casi arrastrándome,
como la sombra de la serpiente,
hacia la ruta de una sincera desgracia.

Y que cuando llegué
 al puerta de tu casa,
a las puertas del mundo verdadero,
recibí con miedo
los golpes de tu padre.


V

A María le duelen las piernas cuando salta la cuerda;
Roberto siente un dolor agudo en los testículos cuando la ve por la ventana.


-Omar Tiscareño-

3 de abril de 2012

El desamparado


Hace mucho mucho tiempo, en un lugar muy muy lejano, había un hogar.


-Omar Tiscareño-