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2 de julio de 2012

Apologético



Del odio al amor hay un paso de inválido (pies torcidos confusos cansados de: antier por la mañana de ayer te vi caminando de revés): [todo tu amor lo guardaré en un antier] odio color tristeza, sabor a inquinia dividida.

 ¿Te cuento una verdad que además sea un secreto?: júrame morderte la lengua cuando escuches esto: primero enrédame tus dedos: mejor hay que bailar hasta que se mueran los pies.

Otra verdad que es mentira es esta: no recuerdo tu edad y tu nombre lo olvidé a propósito (es decir, me hice el propósito y lo cumplí), no sé que había en la alberca -"no digas pool porque suenas cariñosamente tierno"- cuando comenzó a llover sentía que era yo el que se alejaba al cielo y que por eso tenía que aferrarme a ti: o para alejarnos juntos o para que me ayudaras a persistir en la realidad. Llovió como nunca he querido que vuelva a llover otra vez por favor otra vez y nada más una vez más. -Ojalá hasta aquí te hayas dado cuenta de que mi redacción no es mala sino intencionada-

Y desperté no sé si en un teléfono canzado de gritar tu nombre o "vuelve a casa en este mismo momento" -pensé en un portal que nos transladara inmediato como si fuesemos crédito-, o no se si en un "no debí de estar aquí", pero ya estaba ahí, por eso no lo pensé tanto.

La verdad, te decía, no sé que es la verdad. No sé si es genérica, yo creo que no. A ti te hicieron lo mismo, pero no te comportaste igual que yo. Tú te alejaste sin explicar por qué mientras te asomabas por una ventana que te explicaba todo muy claro, porque era una ventana en donde no debías de ver porque era inflingir en alguien, era verla desnuda tal cual es. escuchaste su lenguaje original por mucho tiempo -leíste línea tras línea- y lo resolviste sin decir la verdad. Por eso: qué es la verdad. No es un disparo en camara lenta, no es un Sol que ilumine solo a uno ("te digo, Juan ,para que te duela, Pedro"), acaso un acuerdo. La verdad es fumar a los 12 años y creer saber lo que estás haciendo.




Mejorando el tema, por no decir cambiarlo, antier te vi caminar en revés. A ti, a él, a ella, a ellos, a nosotros. Caminamos de revés, solo nos vemos las espaldas. La conspiración me es una brisa fria en mi espalda reseca, repulsiva. Hace mucho calor aquí.

Un día, entre los tantos días que puede haber hoy, hubo un momento en que contemplé un árbol, era largo, henchido de hojas verdes y frescas, con ramas que se alargaban como brazos, queriendo capturarme. Un árbol por demás agradable. Se mecía a la parsimonia del viento que hemanaba de mi voz. Un árbol tan hermoso del cual decidí no tomar sombra. Después sentí que ese árbol me contemplaba a mí y me estremecí.