🚗 _ 🚓🚓

5 de julio de 2012

Un sueño profundo

Siempre tengo conflictos para dormir, tengo una descompensación de sueño terrible. Hay ocasiones en que el sueño nunca me alcanza y quedo en vigilia toda la noche, minuto tras minuto. Además cometo una tontería: simulo que mi conciencia se debilita hasta que el cansancio me abraza, y espero el momento exacto en que entre al sueño, como si entrar a un sueño significara atravesar una puerta o accionar un interruptor, cosa que me parece por demás estúpida, pero lo hago involuntariamente.

Para consumir el tiempo en estas tortuosas noches, regularmente me entretengo versificando -si anotara todos los versos en que pienso, henchiría un poemario de gran volumen-. En muchas más ocasiones, como mi actividad predilecta, imagino historias a manera de planificar cuentos. Con mis ojos cerrados, inamovible, imagino el sonido de mi voz narrando la historia, es algo extraño, como si me susurraran dentro del cráneo, luego imagino a mis personajes y su entorno, todas las figuras son amorfas, un conjunto de detalles representando un algo.

 Los relatos pueden ser de cualquier forma, de cualquier género. Cuando la construcción del cuento no está siendo de mi agrado, de pronto, no sé de qué forma, el personaje principal se vuelve exaninado, pierde su gracia y mejor resuelvo en matarlo cínicamente. Después, a manera de palimpsesto, borro esa idea y comienzo otra nueva, como el escultor que deshecha su obra y comienza con mármol nuevo.

Ayer, por ejemplo, en uno de estos insoportables momentos de insomnio, no podía concentrarme en nada. El catre donde reposaba, del cual aún no me he acostumbrado, chirriaba con mis repetidos cambios de postura. Quedé, por fin, comodamente boca arriba, con los brazos cruzados en el pecho, con una respiración tan discreta que parecía nula, sentía como el frío recorría mi piel pero no me quejaba. Fantaseé que era un cadáver.

Así inventé a Oskar, estaba ahí, petrificado, en una llanura oscura y solitaria. Paralizado, tal vez, por un terrible maleficio. Un brujo, probablemente llamado Linch, practicaba torturas psico-mágicas con él. Me dio flojera en especificar el mecanismo que llevó a cabo esta situación. Fue sólo así: Oskar poseía un ambicionado secreto -no importa de qué- el cual rehusaba develar. Harto de la tremenda terquedad de él, Linch lo petrificó, lo dejaría así para siempre, ¡ah!, porque este encanto tenía una peculiaridad, estaba paralizado mas tenía conciencia de las cosas que lo rodeaban: podía capturar en la memoria las cosas que veía, escuchaba y sentía (las emociones, también), era como un anestésico fallido.

Dudé en el escenario, no estaba seguro de que fuera en una llanura porque debía de haber un gato. Pensé, mejor, en una recámara con acabados góticos. Con esto, aquél podría ser mascota de Linch. Tenía un pelaje claro, además era robusto. Maullaba con ese sonido tan escalofriante que solo producen los gatos: el de un bebé que parece ser desollado (¿es un aullido o un dolor congénito?) No dejaba de reproducir ese sonido. De la repiza, saltó hacia la mesa en donde estaba Oskar, luego husmeó su ropaje olisqueándolo. Llegó al pecho de él, encontró sus manos. Justo cuando el brujo ejecutó su poder, Oskar había cuzado sus brazos haciendo una cruz, pretendió defenderse de no sé qué.

Entre las características de Oskar, he de mencionar que lo inventé ñango, de estatura baja. Peradójicamente era carnicero. Tuvo que tener este oficio porque al gato le atrajo el hedor de sus dedos, comenzó a mordisquearlos. Logró desprenderle la uña del meñique y brotó sangre con rapidez y, debido a la posición de sus manos, se escurrió por la palma. El gato lamió con soltura manchándose la barba de rojo. Cuando hubo detenido de dimanar la sangre, volvió a la recién herida a morder. Seguía chillando avismalmente. Imagino que Oskar ha de haber sentido un empate entre dolor y cosquilleo.

Entonces tuve una sensación extraña en mi cuerpo, un hormigueo en toda mi piel que no me incomodaba. Sentí que caía irremediablemente a ningun lugar, como si cayera hacia el cielo y tuviera la certeza de que nada me detendría. Esta sensación no se postergó más de un minuto. Por ello entiendo lo que es la sublimidad.

Pronto reconocí lo que sucedió, estaba cayendo en sueño. Después, como ya me había sucedido, me quedé vacío de pensamientos. Continué con mi posición cadavérica.

Así permanecía tendido, mirando el interior de mis párpados, cuando de pronto algo cayó en una de las esquinas del catre. Era algo ligero pues no meció mi cuerpo, de no haber estado despierto aún, no lo habría notado. Aguardé muy poco antes de querer moverme, intenté enderezarme para identificar aquello pero no pude, en realidad no supe que pasó, tampoco mis ojos habían podido abrirse. Lo único que consiguió tener movimiento fue mi corazón, fue el primero en entender que aquí había una anomalía.

Todavía ahora lo recuerdo todo detalladamente: aquello caído se movió a mis piernas, ahí fue cuando entendí que era algo vivo, de inmediato lo asocié con un gato, cosa que negué después de que caminara más ya que sus pies no estaban separadas de su torso, creo yo; sentía un cuerpo completo que se arrastraba lentamente con sus pequeñas patas, como una lagartija relativamente pesada. Recorrió mi costado izquierdo hasta encontrar mi codo. Apoyó una de sus patas, sentí un filo agudo, como si fuesen pequeños espolones. Luego pegó su nariz, creo que eso fue porque sentí un débil viento cálido, luego humedad, como si me pegaran un algodón ligeramente mojado. Comencé a sudar frío y me llené de fatiga, mi cabeza acumuló tanto calor que ya no lo pude resistir: se convirtió en una burbuja de agua caliente que reventó cuando aquél animal apoyó sus patas a mi rostro y susurró algo que no alcancé a escuchar.


Una vez despierto le conté a mi remplazó de mi espanto, evidentemente no me creyó, me sugirió escribirlo.

---Deberías de hacer otras cosas. Yo, por ejemplo, en las últimas horas, después de haberle echado un ojo al super, me pongo a leer las noticias, ni me doy cuenta cuando me duermo, hasta me han encontrado durmiendo medio parado en abarrotes.-- me dijo.

Le di las llaves de todo y comenzó sus 24X48. Yo me dispuse a ir a casa y dormir a dormir a plenas 6:00 am.