🚗 _ 🚓🚓

5 de julio de 2012

En el sur

En Villa Juarez, ejido prospero para la urbanización, apartir de 1984, el gobierno encontró la forma de reubicar y desplazar a los paracaidistas de almenos dos  hectáreas, a no más de cien  abitantes. Éstos habían llegado desde hace mucho más tiempo del norte de Aguascalientes, Cosio, y por nada estaban dispuestos a entregar sus tierras. Grupo Cadenas, organización de viviendas conocidas por su excelente eficacia, en conjunto con el Ayuntamiento, ofrecía una absurda remoneración por cada metro cuadrado, ¡la gente ganaba más yéndose a vender nopal en el agropecuario! Lo mejor propuesto fue una vivienda en la capital del estado y un trabajo, los engatuzaron con un discurso mediocre sobre el progreso y así fue, pues, que les dieron una triste unidad abitacional muy apartada de la ciudad y empleos de jornada completa en trabajos como en CAASA o en el Patronato.

Todos se fueron casi entusiasmados, excepto Sergio Cansino, gente terca como nadie. Viejo, cano, testarudo, recio como los hombres de antes, nunca daba su brazo a torcer. Trataban de hablar con él, pero no les abría la puerta, si persistían, agarraba un machete y los amenazaba con fuerza, tenía un vigor tremendo e insultaba poderosamente. Un día les juró, y lo dijo muy en serio, que sólo muerto lo iban a sacar de ahí. Cimbró un escándalo y rápido aparecieron otras instituciones a protejerlo, le buscaron familiares para que ayudaran a pelear por la choza pero no los hubo.

Grupo Cadenas desistió estratégicamente: el pobre no vivirá más de seis años y ganarán grandes metros sin pagar nada, tendrán las manos limpias y la conciencia tranquila porque Sergio, un miserable incoherente, vivirá sus últimos años defendiendo lo que muerto entregará gratuitamente. Para cuando perezca, la casa quedará intestada, probablemente apenas se tendrá la maquinaria para urbanizar, Grupo Cadenas nunca pierde.

Para 1988 Sergio dejó de ser noticia. Nadie lo visitaba, ya casi no salía pues era absurdo -no había ni siquiera tiendas-, las insituciones cesaron su ayuda en sus últimos meses. Justo así estuvo Sergio, en un jacal de adobe construido por él, oscuro porque el sol le dañaba a sus ojos, torciéndose en su catre.

--Debiste aceptar, Sergio, debiste hacerlo
--Quién chingados les iba a creer, nomas estos tarugos que orita han de estar chillando. Martha siempre fue una pendeja que comía de la mano de otro, y ese güey, si mujeriego aquí donde nomas había pinches veinte viejas, cuanti-más allá. ¡Ay!- gritó quejándose de un dolor agudo.
--¡Checo, siempre has sido igual, siempre te han salido mal las cosas!
--¡Y a quién chingados le importa! He hecho todo pa'mí, no le he jodido la vida a nadie, ¡a nadie! ¡No como otros cabrones que te quitan las cosas o como otras pendejas que se les olvida lo que dicen!- luego abrazó a su abdomen.
--Pero ve cómo estás, procura pensar en ti sin hacerte daño, ¿qué no te preocupas? ¿No te sientes mal?
--Ya pa'qué sirve, yo qué pitos tengo en esta vida. Y yo que creía que iba a nacer de mí algo, puras mamadas.
--Grupo Cadenas, pensando siempre en su bien estar, le ofrece las mejores instalaciones cerca de áreas verdes donde podrá disfrutar lo mejor para usted y su familia, es una oportunidad, Sr. Cansino, que debe aprovechar.
--Ya ni el Sorullo hace ruido, tengo tiempo que no lo oyo ladrar. Se escucha todo tranquilito, apenitas el viento ampujando las espigas.

"Había una jacaranda en Cosio, grandota, hacía harta sombra, le amarré una madera con un mecate y nos culumpiabamos ratotes. Siempre quiso un hijo, me... me pedió un hijo... sí, yo me chiviaba un montón pero cumplía, venía del arado y todavía andaba dispierta. Pa'luego la vi como una tuna florecida en otro nopal, me la robaron así nomas.
--Tiene que tener contacto con la demás gente, hablar con otros, mantener su salud mental, Sergio.
--Dicen que se fue contenta porque le puso casa más grande, casi como ésta, que luego luego tuvieron chiquillo. Me quedé contando sus espigas, las veces que se espinó. ¿No será mío el chamaco?, así sí las hayo, pinche vida de perro que le daba. Por eso se fue.

"Si hasta Martha si se fue a alcanzarlo, por qué no Laura... Nomas le dije a Juana que le dijera que me vine pa'l sur. Yo no me voy todavía de aquí, todavía no. Tengo una casa grande, luego planto más espigas, dice que las de allá se murieron y a la jacaranda la tumbaron. Dile que todavía no me voy, Juana.

Cuando lo encontraron, tenía el estómago inflado y los brazos torcidos. El pellejo le colgaba del hueso muy asomado sin músculo en ningún lado. Como Grupo Cadenas siempre siempre estubo al pendiente de su muerte, no se alcanzó a podrir el cadáver. Dieron un tiempo para que alguién reconociera a Sergio como pariente, todavía quedan algunas semanas. La distancia entre Cosio y el nuevo Villa Juarez en realidad es poca.
Juana hacía dos horas en combi, la última vez que visitó a Sergio fue en 1986, todavía no se iban muchos y ni sabía del problema. Últimamente ha estado pensando en visitarlo de nuevo.