🚗 _ 🚓🚓

16 de noviembre de 2010

Torpes mineros

a Ella, 
que hace que mi poesía no sea verdadera. 
Poque nada es verdadero sin ella.

Granos de topacios desechos,
macerados por los huesos de otro cadáver que no soy yo.
Y un mar empedrado por tus lagrimales
piedras calizas que escupen tus ojos
con olor a eucalipto y sabor amargo
Y cuencas y caudales y torrentes y otros diseños de tu dolor
agrietando al agua de tus suplicios congénitos
escupen orbes saladas y liquidas que devoran tus cachetes
que son rasgados por las cutículas de la nostalgia.

Tus paños no secan
ni se deja ya pigmentar el cielo
ni el vapor del sueño de tu venero estancado
Ese charquito de saliva quedada en mi boca
fue encrucijada de rato con la boca de otra boca
y con los sueños de otros sueños
de otra soñadora que todavía no sueño.

Sé que se hacen madejas su brazos
y agujas sus suspiros que tejen lechos
como retazos de ancianas
Pero me guardo en mis secretos
palabras originales jamás gastadas por el uso o su desuso
Y tú ya ves en su estrecho
las ganas de querer quererte como te quise
No sé si quieras que así te quiera
No sé si quieres una replica de mí
Pero te digo algo:
No habrá textura, ni llanura en tu alma
tan más atestada de antojo
como lo fue la mía cuando fue tuya
y que aún arrebatada mi esencia, que es tu esencia,
sigo siendo el pionero-minero que alguna vez intentó
hacer de tu cuerpo la geografía, comenzando por tus topacios
que hoy son pedruscos que se desmoronan de llanto
por los huesos de otros huesos que no supieron cumplir

-Omar RT '10-
Foto: Jateè