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1 de septiembre de 2011

El enemigo callado / Las primeras proyecciones para el cuento

Tiembla, tirita, vibra. Chispeo de luces flacas.

El puño, la cara, deseo. El odio se cuaja

Aburriéndome con tus insomnios, riéndome de tus nocherías. Lunas torpes, unas erradas, las abrí de tu poemarium. De a poco te fui creyendo que vieses cuantas te pegan gana, y desganado leí. ¿A poco ese eres tú? ¿no hay más?, quizá sí: aquél faldero que va a moverles su cola.

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Tengo unas cuantas palabras para el cuento:

[...]te induciré a creerme, a imaginarme, a juzgarme. Lee, no dejes de leerme, sucumbiré tu imaginación y te preñaré tres imágenes. La primera, porque así se eligió, será obscenidad. Recuerda que una palabra tuya te seguirá a trastabille

I

Allí, culebra, te retuerces. Quiero amontonar con mis dedos tu cintura, las corvas de un paraíso robado, te espino el entrepierna con mi falo enrojecido por el exorbitante vaivén, mucho viene, mucho va. Exacerba mi semen impuro y diluido mancha a tu ombligo, corre como vida autónoma hacia tus costados y posa como la paloma del espíritu santo.
[...]

Omar Tiscareño