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11 de septiembre de 2011

"Son catorce (son infinitas)"

[...]Te platicaré:
Era domingo, era la tierra del calor, eran diferentes las vías. Te besé y se sello el conjuro, hasta ahí debía de verte. Me diste de esa agua que ya la he mencionado en algún cuento, la secuela del instante es aquél en que ya no te siento, en el que ya no eres palpable. Por eso te recreo infinitamente en la fracción de un segundo, en un recuerdo y no es que dejes de cesar y seas ilícita por infinita, sino que te suspendo y te dejo allá en el mundo de las ideas, mientras tanto juego con las proyecciones de ti y tú después. He dividido en tres esa proyección, la primera en donde te vas, la segunda en donde te pienso y la tercera en donde te escribo:

I (Se va y me fui)
Envenené su voz, su hermosa boca pitiminí.
Quién te va a salvar del abismo, quién sabrá.
Me duele su reflejo, me duele hasta la sombra.

Fue alta la antorcha y dorados los suelos,
secas las bocas y resonantes los jadeos.
Fue lo mismo tu piel que los desiertos del Sahara.

Como todo desierto, hubo enemigos callados
y como todo asechado huí a desaparecerme.
Nunca el viento me va a solapar de tus ojos.

II(Deseo que me piense)
Moja tu mar, tus adentros,
tu oscura alma aguamarina.
Moja por dentro mis venas
que pican agrio los huesos.

Usa y desusa mi nombre,
amárralo junto al tuyo.
Busca y retiembla estos suelos
y llévalos a tu pecho.

Guía la ruta del tiempo,
dame un ocho tendido
y desdoblalo después
sé eterna y momentánea.

III(No me falte nunca el desentendimiento, no me falle jamás el desacuerdo)
Te platicaré:
[...]


-Oomar Tiscareño 11-