🚗 _ 🚓🚓

10 de marzo de 2012

Hay mucha gente ya olvidada y otros más que estamos por ser olvidados

-Se me olvido algo
-¿qué?
-... 

Olvidé a alguien, quisiera recordarlo pero me da miedo.
Es decir,

podría sumergirme en esa laguna o levitar por el viento azul o  caminar por esas dunas de noche -buscar en mi memoria- y entonces encontrarlo ahí escondido
después le preguntaría

quién eres

y no me contestaría nada porque está construido estratégicamente para no ser recordado.

Así sucede con los personajes de mis sueños, cuando les quiero preguntar quiénes son, de dónde vienen o a dónde van mejor desaparecen.

Lo que exalta mi miedo es que, ya estando en ese lugar -que es hermoso y solitario, que es el olvido-, la pregunta sería

por qué te olvidé, por qué te has quedado ahí


entonces sería yo quien se desharía, porque destruiría el castillo de arena que edifiqué, o mejor: desenterraría lo que sepulté inconscientemente.

Pienso que el olvido entre personas es un producto de dos vertientes: el que olvida y el que es olvidado; el que está por ser olvidado no sólo es objeto paciente porque tiene un vinculo con quien olvida, porque permanece y la permanencia es existencia, el que está por ser olvidado desaparece cuando deja de insistir en quien olvida.

Tengo miedo, también, de que llegue al agua, o al viento o a la tierra y que no encuentre a nadie:

o que yo esté ahí buscando, solo buscando, y llegue alguien y me pregunte:

quién eres tú, por qué te has quedado ahí

de pronto dejaré de permanecer en aquél que no recuerdo, dejaremos de buscarnos, no tendremos nombre, desconoceremos nuestra existencia, ¿o será que realmente dejamos de existir un poco?